Cuando somos padres primerizos debemos modificar nuestros hábitos y rutinas. Quizás en un principio puedan estar asustados con el arribo de este nuevo integrante, sobre todo cuando se trata de la lactancia nocturna. Aquí comienza un nuevo estilo de vida, en la que las horas de sueño se verán interrumpidas por un hambriento niño que puede llorar sin cesar. ¡Pero tranquilos papás! Acá les damos algunos consejos que pueden ser muy útiles a la hora de abordar esta misión.
Cuando hablamos de lactancia, ¿debe existir la libre demanda o debemos generar un horario de alimento? Bueno, la respuesta es simple. En un principio la guagua no está acostumbrada a tener un horario establecido, por lo que los pediatras recomiendan que los primeros meses el amamantamiento sea de forma deliberada y poco a poco el niño se vaya ordenando.
Por lo mismo, es normal que el recién nacido se despierte varias veces en la noche porque tiene hambre. Sin embargo, para ir ordenando de a poco su rutina, debes seguir ciertos pasos que lo ayuden a diferenciar el día y la noche, sobre todo para que aprenda cuándo es la hora de dormir y cuándo es tiempo de comer. Además, esto alivianará el despertarse varias veces en la noche para alimentarlo y hacer de este proceso un momento más ameno y poder volver rápidamente a conciliar el sagrado sueño.
1.- Mantener las luces apagadas
Para dejar en claro que es de noche y así crear un ambiente que induzca al sueño, debes resistirte a la tentación de encender las luces de la pieza de la guagua. Una buena idea es utilizar un espanta cucos o un foco de baja intensidad, para que así no te tropieces cuando vayas a su dormitorio y puedas alimentarlo tranquilamente sin alterar el ambiente adecuado para descansar.
2.- Evitar la interacción con el niño
Si le hablas al infante lo mantendrás despierto y estimulado, cuando debería estar listo para volver a dormir. Una vez que termine de comer, debes dejar al niño suavemente en su cuna. Si lo notas inquieto, acaricia su frente o tararea una canción para que se calme y vuelva a dormir. No se aconseja levantarlo nuevamente, a no ser que realmente muestre algún tipo de molestia o debas cambiarle su pañal.
3.- No darle de comer a menos que sea necesario
Si el recién nacido no pide ser alimentado hay que dejarlo que duerma hasta que despierte porque tiene hambre. Por lo general, esto tiende a ser cada dos o tres horas. Sin embargo, los bebés que presentan problemas de peso tienen que ser despertados a intervalos regulares. Si notas que tu hijo no pide regularmente comida durante la noche, es necesario que lo consultes con su médico tratante.
4.- Evitar los cólicos
Entre los intervalos de succión de la leche y el tragarla, les tiende a entrar aire a su estómago, lo que se transforma en molestos gases. Antes de volver a acostarlo debes frotar su espalda para que bote este aire y pueda dormir con tranquilidad. Si estos ‘chanchitos’, como son conocidos cotidianamente, quedan atrapados en su estómago, se sentirá incómodo, lo que puede traducirse en una eterna noche de llantos.
5.- Mantener cerca a la guagua
Durante los primeros días de vida de tu hijo se recomienda tener la cuna del recién nacido en tu pieza, ya que así él se sentirá más seguro junto a ti y, a la vez, permitirá que sea más rápido y eficiente atenderlo cuando tenga hambre o le moleste algo. Además, la Organización Mundial de la Salud aconseja que los niños duerman en la misma habitación de sus padres durante los primeros 6 meses.
6.- Solo cambiar su pañal si es necesario
Muchas veces se cree que es mejor mudarlo después de alimentarlo, pero esto solo se debe hacer si es necesario, ya que este trámite lo despierta y estimula y costará mucho más que se quede dormido. Hay veces en que el niño se queda dormido mientras está comiendo y si sientes que se le mojó el pañal, hay que tratar de cambiarlo sin moverlo mucho para que no se despierte.
7.- Ser organizado
Antes de acostarse hay que dejar todos los implementos necesarios tanto para la lactancia como para el cambio de una o más mudas. Esto te ayudará a ser más eficiente al tener todo a mano. Si debes utilizar relleno, deja las medidas listas y el agua en un termo, para que en un par de minutos tengas todo listo, y así poder empezar a alimentarlo sin que se despierte por completo. También es bueno tener un vaso de agua a mano por si sientes la necesidad de hidratarte durante la lactancia.
8.- Ocultar el reloj
Es muy tentador tener un cronómetro en el que puedas ver el tiempo y los segundos que pasan, esperando el momento en que tu hijo se despierte por comida. Este es un grave error, porque al final los minutos que podrías emplear en dormir, los pierdes mirando el reloj. Además, cuando ves la hora que es y sigues despierta porque estás alimentando a tu guagua, sentirás el estrés de las pocas horas que te quedan para dormir antes que amanezca. ¡Dile adiós al reloj!
9.- Pide ayuda
Si para ti es muy difícil despertar cada tres horas para darle de comer a tu hijo, no tiene nada de malo que dejes una mamadera preparada para que tu pareja también pueda alimentarlo. Es mucho mejor cuando se turnan, porque así logras una mejor calidad de sueño y al día siguiente despiertas con más energía para darle todos los cuidados que requiere tu hijo. El vínculo que generas con tu guagua no solo es a través de la lactancia, sino también mediante mimos y el constante cariño que le entregas. Además, puede ser sumamente satisfactorio para el niño y su padre compartir ese momento de alimentación. A la vez, es una forma de compenetrar el nuevo núcleo familiar.
10.- Ponerse cómoda
Todos sabemos que despertar cada tres horas no es nada de grato ni reconfortante, por lo mismo, para hacer de esta tarea algo más ameno, es bueno que encuentres una postura en la que te sientas cómoda. No es necesario que amamantes a tu hijo en la cama. Si te resulta más cómodo en una silla, entonces hazlo. Este punto es muy importante, ya que mientras tú te sientas a gusto, tu guagua también lo estará y le podrás transmitir una sensación de confort y contención mientras lo alimentas.