La mamá de Matías empezó a “oler” que algo pasaba con su hijo de 2 meses cuando éste vomitaba leche, ensuciando su ropa, e incluso, una vez debió cambiar el cubrecama. “Después de que le daba la papa, siempre botaba algo de leche, a veces era harto, como para cambiarlo, y me empecé a preocupar de que no se estuviera alimentando correctamente o tuviera algún problema”, narra Soledad.
Sin embargo, lo cierto es que el reflujo, como se le llama a lo que tenía Matías, es un trastorno benigno y es la primera causa de consulta para los especialistas en gastroenterología infantil, ya que la regurgitación se debe principalmente a que la válvula superior de su estómago no cierra bien, por lo que la leche “regresa”. También se da cuando el recién nacido es sobrealimentado, por lo que el organismo devuelve el exceso para evitar malestares estomacales. El reflujo alcanza su peak entre el primer y cuarto mes de vida, y tiende a desaparecer a partir del sexto.
Si después de esa edad la situación persiste, el niño se atraganta con la leche que devuelve, los ácidos estomacales suben al esófago produciendo acidez, hay mal incremento de peso y estatura, o existen complicaciones bronquiales a repetición, apneas, tos crónica u obstrucción, se podría tratar de un reflujo patológico, que requiere de tratamiento, ya sea con medicamentos o cirugía.
Consejos anti vómitos
1. – Disminuye la cantidad de leche que le das. No lo sobre alimentes.
2.- No le des la leche muy seguido, para no recargarle el estómago (idealmente 3 horas entre papa y papa).
3.- Aliméntalo lo más verticalmente posible.
4.- No le aprietes mucho el pañal.
5.- Luego de alimentarlo, no lo muevas mucho y siéntalo verticalmente.
Debes acudir inmediatamente al doctor si tu hijo:
1.- Regurgita sangre.
2.- Se atraganta con el vómito y se le obstruye la respiración (se pone azulado).
3.- No aumenta de peso, a pesar de que toma todas sus papas.
4.- Lo notas con malestar permanente.
5.- Tiene más de 1 año y continúa regurgitando.