Esto no se trata de un versus. El vínculo que se puede establecer entre ambos puede ser muy enriquecedor para el desarrollo de tu hijo, ya que el contacto cercano con los animales le ayuda a potenciar distintas habilidades y, a la vez, favorece su salud. ¡Pero ojo! También existen “contras” que debes tener en cuenta para que esta relación de ensueño no termine siendo una pesadilla.
Muchos estudios avalan los efectos positivos que pueden reportar las mascotas, especialmente en aquellas casas con niños. Por ejemplo, en la Universidad de Oregon se observó el estrecho nexo de menores en edad preescolar con un animal doméstico y se estableció que a partir de este contacto, los pequeños aprendían sobre el cuidado y la responsabilidad; a cooperar y participar más, así como también se incrementaban sus capacidades sociales para el futuro.
El perro, en particular, da ejemplo de expresividad, aceptación, fidelidad y lealtad; enseña a los más chicos a estar solos si es necesario y a adaptarse a las normas familiares y de convivencia.
El gato, por su parte, transmite autonomía e independencia; el “no”, al ser capaz de responder a las peticiones de juego e interactividad con el niño y los entrena para que sean observadores y precavidos.
El conejo es un animal regalón que se adapta muy bien a los más pequeños, que no requiere de mucho tiempo y está acostumbrado a estar solo, por lo que cuando se quiere jugar con él, siempre está disponible para compartir.
Las chinchillas son mascotas simpáticas que interactúan con los niños, tienen muy buena memoria y son sociables, por lo que recuerdan a aquellas personas que se acercan suavemente para jugar, o a quienes han sido agresivos con ellas.
Aunque menos común, los patos también son buenas opciones porque aportan una compañía incondicional. Al ser animales gregarios, que se mueven en grupo, siguen a todas partes a su dueño, reconociéndolo como “madre” y, por lo mismo, se adapta a la convivencia con otros animales.
Pros
1.- Tener una mascota enseña desde pequeño que los animales no son solo juegos y mimos, sino que también requieren cuidado, alimentación y limpieza, generando un sentido de la responsabilidad.
2.- Los niños que tienen animales muestran mayor control en sus impulsos, tienen mejores habilidades sociales con sus pares y se fortalece su autoestima, ya que una mascota quiere y acompaña sin cuestionamientos.
3.- Compartir los cuidados de la mascota con un hermano estrecha sus lazos, pues se debe formar un “equipo” para realizar estas tareas.
4.- Disminuye la sensación de soledad al acompañar silenciosamente, sobre todo cuando se está triste.
5.- Se ha comprobado que los menores que tienen mascotas presentan una más baja incidencia de enfermedades respiratorias, como alergias y asma, ya que los microbios presentes en el polvo de la casa pueden contribuir a las defensas del tracto gastrointestinal, generando una respuesta inmune para proteger a los pequeños del patógeno asmagénico VRS.
Contras
1.- Hay que interiorizarse en los diferentes caracteres de los animales, pues los hay más o menos dóciles, enérgicos, de rápido aprendizaje, obedientes, etc.
2.- Se sugiere evitar que una guagua esté sola con el animal, pues puede tener reacciones que escapen a su comportamiento habitual.
3.- En el caso del gato, se recomienda evitar que se acueste dentro de la cunita, pues los pelos podrían provocar algún tipo de alergia.
4.- Mordeduras y arañazos pueden evitarse enseñando al animal -y al menor- a respetarse mutuamente desde el principio.
5.- Se debe tener especial cuidado cuando el más pequeño de la casa comienza a gatear, pues puede perseguir, arrinconar e incluso morder a la mascota, la que podría presentar una reacción violenta, inusual en su comportamiento.
6.- Todas las mascotas y, especialmente perros y gatos, pueden transmitir parásitos a través de las heces o mediante el tacto. Reptiles y pájaros pueden ser portadores de la bacteria salmonella, que causa una gastroenteritis importante. Por eso, es primordial que la mascota esté desparasitada y que el niño no juegue en su rincón.