A pesar de que el amamantamiento es algo que todos recomiendan, existen algunas mujeres que simplemente no pueden hacerlo o que a sus guaguas no les gusta. Por esta razón y porque esta es el mejor alimento que le puedes ofrecer a tu hijo en los primeros meses de vida, aquí te damos algunos consejos para que puedas sacártela y guardarla.
A simple vista, este procedimiento puede parecer difícil, pero es más simple de lo que crees. Además, aparte de lograr darle leche materna a tu hijo, que puede que no se acople bien a tus pechos, puede servir para prevenir el endurecimiento de tus senos, aumentar la producción de leche y, también, tener extra para cuando no estés en casa. Asimismo, le ofreces la posibilidad a que el papá, tu pareja u otro adulto importante, comparta el momento de la alimentación cuando tú no puedas hacerlo, fortaleciendo sus vínculos afectivos.
Puedes sacarte leche de forma manual o mecánica, comenzando con una baja intensidad e ir incrementándola gradualmente hasta el máximo que no provoque dolor. Antes de empezar con cualquier método, conviene hacer un masaje suave sobre el pezón y areola. Primero se observa que esta última se arruga, al volver a alisarse se inicia la bajada de la leche y puedes comenzar a extraerte. Es necesario que tengas en cuenta que la concentración de grasas y proteínas en la mamada es variable, ya que en los primeros 10 minutos es principalmente agua. Luego de ese lapso contiene grasas (ácidos grasos esenciales) y proteínas, por lo que es fundamental que este procedimiento sea de más de 15 minutos.
Extracción manual
Una de las ventajas de usar este método es que no es necesario comprar un extractor, se puede realizar en cualquier lugar y puede ser menos molesto. Elige un sitio tranquilo y cómodo y sigue los siguientes pasos:
– Lávate las manos y busca un recipiente donde guardar la leche.
– Aplica calor local en los pechos y con la yema de los dedos, masajéalos suavemente en forma circular, frotando los pezones para estimular la bajada de la leche.
– Pon el dedo pulgar en el borde superior de la areola y el índice y medio en el extremo inferior de esta, formando una letra C y fijándote que haya una línea semi recta entre los dedos y el pezón.
– Comprime rítmicamente, empujando el pecho ligeramente hacia la pared del tórax y luego intentando juntar los dedos ‘dentro’ de la mama.
– Debes ir cambiando los dedos alrededor del pecho para buscar los conductos que aún tengan leche y así irá saliendo, y también evitar dañar la piel.
– Repite hasta que salga poca leche y cambia al otro pecho. No te desesperes si al principio solo salen gotitas, con la práctica será cada vez más fácil.
– Si lo que buscas es juntar leche para guardarla o dársela en mamadera, continúa la extracción hasta que ya no salgan más que gotitas. Por el contrario, si quieres aliviar la congestión mamaria, continúa solo hasta que sientas el alivio.
– Se recomienda no dejar pasar más de 4 horas entre extracciones para evitar que disminuya la producción de leche.
– Al terminar la extracción, debes rotular la mamadera con la fecha y hora de esta.
¿Usar sacaleches?
Esto depende meramente de cada una. En el mercado existen muchos tipos de extractores, por ello te aconsejamos que preguntes a otras mamás cuáles han usado y cómo les ha funcionado. Este sistema reemplaza al método manual, las sugerencias son las mismas, e incluso puede ser más fácil y rápido de realizar. Además, puede ayudarte a incrementar la producción de leche en caso de que no tengas suficiente. Recuerda leer bien las instrucciones antes de comenzar. Se aconseja esterilizar (hervir por 10 minutos) una vez al día los utensilios usados.
Conservarla y descongelarla
Para almacenar la leche materna puedes usar recipientes de vidrio o de plástico duro que resistan el agua caliente y la esterilización, deben tener tapa con cierre hermético. También puedes emplear bolsas de plástico hechas especialmente para guardar leche. En cada envase congela solo la cantidad que toma tu guagua, y no olvides etiquetarlo con la fecha de extracción para que vayas utilizando siempre la más antigua.
Si la dejas a temperatura ambiente, se debe consumir dentro de las siguientes 8 a 12 horas. Si la almacenas en el fondo del refrigerador, sin congelar, durará alrededor de 7 días. No la pongas en la puerta, ya que la temperatura es muy variable. Por otro lado, si la congelas, la durabilidad de la leche dependerá del tipo de refrigerador. Si se congela en uno de una puerta, durará 14 días. Si es de dos, puede perdurar hasta 3 meses. Los congeladores independientes alcanzan temperaturas aún más bajas, por lo que puede guardarse incluso por 6 meses.
Para descongelarla, lo ideal es dejarla en el refrigerador durante la noche. Una vez que esté completamente descongelada, puedes entibiarla dejándola un momento bajo el grifo de agua caliente. También puedes usar un calientamamaderas, o bien hacerlo a baño María. Evita el uso de microondas y la exposición directa al fuego, puesto que el calor excesivo destruye las enzimas y proteínas.