Han pasado entre 10 y 15 días desde que fuiste mamá y ahora que ya se ha caído el cordón y el ombligo está seco, puedes bañar a tu guagua por primera vez. Esta experiencia será emocionante, así es que prepara la cámara porque de seguro querrás registrar el momento.
Hay niños a los que les encanta bañarse, mientras que otros no hacen más que llorar y gritar al solo contacto con el agua. En ambos casos, es importante que tengas algunas consideraciones antes de comenzar con la tarea, por lo que a continuación te damos algunos consejos para que no tengas problemas al momento de realizar esta tarea.
En términos prácticos, una guagua no necesita bañarse más que una o dos veces a la semana, ya que no se ensucian mucho, pero sí debes lavarle frecuentemente las manos y limpiarle cuidadosamente el área genital siempre que le cambies el pañal. Sin embargo, si quieres hacerlo a diario o día por medio, no hay inconvenientes, más aún si aprovechas de generar apego, el cual se produce al tomarlo, abrazarlo, darle besos y acariciarlo, todas conductas que puedes reproducir a la hora del baño, causando respuestas neuroquímicas específicas en su cerebro.
Los doctores aconsejan que el baño sea antes de la comida, porque así su guatita no estará llena, y que solo dure unos minutos. Luego, dale de comer y acuesta a tu hijo, de este modo dormirá relajado, limpiecito y podrá acostumbrarse a la rutina.
Para tomar en cuenta
– Deben estar todos los elementos necesarios en el lugar donde lo bañarás: los pañales, toallas, pijama, etc. La habitación ha de tener una temperatura ambiente entre los 22 y 25 ºC, mientras que el agua debe estar agradable al tacto (templada entre los 35 y 37º C). Para que estés más segura, puedes verificarla con un termómetro de baño.
– El agua de la tina no debe superar los 4 u 8 centímetros de profundidad, dependiendo de su altura, así no correrás riesgos. La bañera tienes que ponerla en un lugar seguro, que se mantenga firme y no se pueda volcar. Dentro de una tina grande o sobre la cama, pueden ser algunas opciones.
– Cuando introduzcas a tu hijo en la tina, debes sostenerlo firme por la espalda y afirmar su cabeza con una mano para que, con la otra, lo jabones y laves de manera suave, para que así entre en confianza con esta nueva rutina. El secado debe hacerse con mucho cuidado, especialmente en los pliegues de la piel.
– Las orejitas deben quedar bien secas. Es bueno no usar cotonitos, pues le podrían causar daños en la membrana timpánica.
– Si es invierno, debes lavar rápidamente su pelo. Es mejor que sea fuera de la tina y envolviéndolo en una toalla. Deberás afirmarle el cuerpo con tu brazo y con la mano, sosteniéndolo del cuello. Lo debes jabonar, enjuagar y secar rápidamente para no perder el calor, y luego meterlo en la bañera y lavarle el cuerpecito.
– Tienes que estar muy atenta y nunca dejarlo solo, porque puede sufrir algún accidente.
– Si es verano, lo puedes bañar a diario, pero solamente tres veces a la semana podrás aplicarle shampoo y jabón, para así evitar alguna irritación cutánea.
– Los talcos y colonias no son aconsejables. Si tiene descamación, le puedes aplicar vaselina líquida.
Beneficios del baño
1. Ayuda a que tu hijo concilie un sueño tranquilo y profundo.
2. Se enfermará menos y su desarrollo muscular se verá beneficiado, junto con su autoestima.
3. Es bueno para solucionar problemas o incomodidades que le generan los gases, como el estreñimiento.
4. Regulará su función respiratoria, circulatoria y gastrointestinal.
5. Estimula el sistema inmunológico y propicia un mejor desarrollo del sistema nervioso.
6. Cuando comiencen a salir sus dientes, estos aliviarán las molestias.