¿Conoces tu grupo sanguíneo?, ¿sabes cuál es el de tu pareja?, ¿estás informado de los riesgos de una posible incompatibilidad? Si respondiste “sí” a alguna de estas preguntas, te invitamos a leer el siguiente artículo, el que te ayudará a reducir los riesgos asociados a esta discordancia.
Uno de los primeros exámenes que se le solicitan a una embarazada es el de sangre. En éste, además de chequear el estado general de la mujer, se determina cuál es su grupo sanguíneo con el fin de prevenir posibles complicaciones que surgen producto de la incompatibilidad entre el padre y la madre.
Existen 4 grupos sanguíneos: A, B, AB y O, y dentro de cada uno de ellos se puede detectar la presencia de una proteína llamada Rh. Si ésta se encuentra presente en los glóbulos rojos se denomina “positivo” y, por el contrario, si está ausente se le llama “negativo”.
Cuando una pareja decide tener un hijo, hay una de todas las posibles combinaciones que puede resultar riesgosa al momento del parto y ésta es: mujer Rh negativo y hombre Rh positivo.
Al producirse este cruce, existe la posibilidad de que el feto adquiera el grupo sanguíneo del padre. Si esto ocurre, durante el embarazo por lo general no se presentan complicaciones, pues la sangre, tanto de la madre como del feto, no se entremezclan, pero durante el parto esto sí puede ocurrir, provocando que el sistema inmune de la mujer desconozca la proteína RH positiva, generando anticuerpos para destruirla.
Habitualmente, la incompatibilidad Rh no es un problema para el primer parto, sin embargo, los anticuerpos creados en éste sí representan un riesgo en futuros embarazos, pues si el feto adquiere nuevamente el grupo sanguíneo del padre, al momento del parto lo pueden atacar, dilatando y destruyendo parte de sus glóbulos rojos, provocándole una afección llamada enfermedad hemolítica o Rh del recién nacido.
¿Qué hacer?
En caso de estar viviendo una situación como ésta, no debes preocuparte pues existen importantes avances médicos que ayudan a prevenir las complicaciones asociadas con la incompatibilidad Rh.
Una de las alternativas con mejores resultados son las inyecciones de inmunoglobulina Rh, las que consisten en 2 dosis. La primera se administra a la embarazada alrededor de la semana 28, mientras que la segunda, dentro de las 72 horas posteriores al parto.
El objetivo de esta vacuna es impedir que la madre genere anticuerpos peligrosos contra la proteína Rh, ya que éstos pueden poner en riesgo la salud del recién nacido y también evitar complicaciones en futuros embarazos.
Existe otra opción para casos en los que la incompatibilidad es grave y el recién nacido se encuentra en peligro. Se trata de transfusiones de sangre llamadas exanguinotransfusiones, las que se pueden realizar mientras el feto se encuentra en el útero o bien después de su nacimiento.
Este procedimiento reemplaza la sangre del recién nacido por glóbulos rojos que tengan factor Rh negativo, lo que estabiliza al menor y reduce al mínimo el daño que pueden causar los anticuerpos Rh que se hayan traspasado de la madre a la guagua.
Si bien es una alternativa en casos de emergencia, las vacunas tienen tan buenos resultados que las transfusiones resultan necesarias sólo en cerca del 1% de los embarazos con incompatibilidad sanguínea.
Si la mujer ya ha desarrollado anticuerpos, es fundamental que en sus próximas gestaciones se efectúe controles periódicos y que su médico tratante esté al tanto de su condición, pues será fundamental prevenir complicaciones que pueden afectar a ese niño que está por nacer.
Síntomas y tratamientos
La incompatibilidad Rh leve se puede identificar en recién nacidos por:
- Ictericia de la piel y ojos (color amarillo).
- Hipotonía o tono muscular bajo.
El tratamientos más común es:
Fototerapia (utilización de luces
¿Cómo prevenirlo?
Es muy importante que los padres se realicen un análisis de sangre antes o en los primeros días del embarazo para averiguar si la mujer es Rh negativo y el padre es Rh positivo y así prevenir la incompatibilidad.
Por otra parte, el Test de Coomb es el examen que detecta si las madres que son Rh negativo poseen o no anticuerpos contra la sangre Rh positivo. Se efectúa de forma sencilla extrayendo sangre y añadiéndole sustancias sintéticas que simulan al factor Rh positivo.
En casi todos los casos se puede prevenir, pero para ello la mujer que presenta grupo sanguíneo Rh negativo debe acudir a su médico y llevar un estricto control durante la gestación.
En el caso de que existiera discordancia, existe una vacuna de gamaglobulina específica hiperinmune, de las que hay varias marcas en el mercado que solo pueden administrarse bajo receta e indicación médica, previniendo el desarrollo de los anticuerpos en contra de los glóbulos rojos de la guagua (sensibilización por factor Rh). La protección de esta inyección normalmente dura 12 semanas, por lo que puede ser necesario repetir el tratamiento.
La primera dosis debe ser durante la semana 28 de gestación, aunque a esa altura no se sabe qué factor será el bebé, y la segunda dentro de las 72 horas posteriores al nacimiento, en el caso de que sea Rh positivo.
Si la guagua nace con factor Rh negativo no será necesario aplicar la vacuna, ya que la madre no producirá anticuerpos por tener el mismo factor de sangre que su hijo.
Si la mujer no se la pone y en el segundo embarazo el hijo vuelve a ser Rh positivo, como el sistema defensivo ya ha captado la señal, sabe que es un glóbulo rojo extraño a su sistema inmunitario y va a generar anticuerpos para atacar de forma masiva los glóbulos rojos del feto.
He ahí la importancia de conocer tu factor sanguíneo y controlar cada detalle durante estos 9 meses.