De los exámenes realizados durante el embarazo, la ecografía es lejos el más emocionante y sin duda el que mayor información nos aporta respecto a la salud de la guagua.
Esta nos permite ver y oír cómo late su corazón cuando este es más pequeño que un poroto, ver los movimientos fetales antes de poder sentirlos, mirar su cara y enterarnos del sexo. Sin embargo, una buena ecografía es mucho más que una foto bonita.
Esta, también llamada ultrasonido, es una técnica que emplea ondas de sonido para obtener imágenes. Es un método seguro, que no utiliza rayos X, por lo que puede realizarse libremente durante toda la gestación. Dentro de las modalidades de ecografía, existe el Eco Doppler, que evalúa flujos sanguíneos tanto del cordón umbilical como de la placenta; la 3D, que permite lograr fotos tridimensionales; y la 4D, que consiste en obtener una imagen tridimensional en tiempo real, es decir, en movimiento.
La primera ecografía que se lleva a cabo busca confirmar el embarazo. Cuando este es muy pequeño, se efectúa por vía vaginal y consiste en identificar la presencia de uno o más embriones con latidos cardiacos. Además, corrobora la edad gestacional a través de la medición del embrión.
Entre las 11 y 14 semanas se lleva a cabo la primera Eco Doppler, que permite evaluar además del crecimiento fetal, aspectos anatómicos como la presencia de cráneo, columna, extremidades y la orientación del corazón. En ocasiones se puede estimar con una certeza cercana al 90% el sexo. Esta ecografía también puede evaluar el riesgo de que el feto presente algún problema genético como Síndrome de Down.
La segunda Eco Doppler se realiza habitualmente entre las 22 y 24 semanas. Esta es la más importante, ya que permite hacer una evaluación anatómica detallada de la guagua, descartando la presencia de malformaciones estructurales. Asimismo, en esta ecografía se puede determinar el riesgo de parto prematuro por medio de la medición del cuello uterino por vía vaginal y la posibilidad de desarrollar preeclampsia (hipertensión propia del embarazo) o problemas del crecimiento fetal.
Frecuentemente se efectúa un ultrasonido entre las 32 y 34 semanas con el fin de observar el crecimiento y bienestar fetal, permitiendo identificar tanto a los bebés pequeños como a los que serán más grandes que el promedio.
Ahora ya en conocimiento de toda la información que una buena ecografía nos puede brindar, lo más importante es realizarse este examen con médicos capacitados, que además de otorgarnos una foto bonita, nos concederán la tranquilidad de saber que nuestra guagua se encuentra sana.