El embarazo trae muchos cambios hormonales y hay ciertas molestias asociadas a ellos que son naturales. Es importante aprender a diferenciar las situaciones que son riesgosas de aquellas que son totalmente comunes, para saber cuándo debes llamar a tu doctor.
Los más habituales
– Estreñimiento: en este periodo lo más normal es que tengas dificultad para evacuar. Para evitarlo, es recomendable que tomes 1,5 lts. de líquido diario y tengas una dieta rica en fibra. Si esto no da resultado, lo mejor es consultar a tu médico, ya que no puedes tomar laxantes o reguladores intestinales que se encuentran en el mercado.
– Náuseas o vómitos: esta es la etapa más molesta del primer trimestre, producto de las hormonas. Estos síntomas pasarán después del tercer mes y mientras duren, se puede chupar limón y comer pequeñas cantidades de alimento varias veces al día. Si es mucho el malestar, es mejor consultar a tu doctor y no automedicarse.
– Frecuencia urinaria: esta es una condición típica del embarazo, sobre todo en los últimos 3 meses, debido al crecimiento del útero que presiona la vejiga. Para no tener que levantarse al baño tantas veces en la noche, lo ideal es no tomar mucha agua después de las 20:00 hrs.
– Ardor: sentir acidez estomacal luego de las comidas o cuando duermes, es normal. Para aliviarla, es bueno comer moderadamente cinco veces al día, evitar platos grasosos, cálidos o picantes y cambiar de posición en la cama, elevando la cabeza con unos cojines. La manzana verde y las zanahorias también sirven para aminorar esta molestia.
– Edema o retención de líquido: producto del aumento de este en tu cuerpo y las hormonas del embarazo, es común que ciertas partes pueden hincharse. Para evitarlo, mantén los pies en alto cuando descanses y usa zapatos sueltos y cómodos.
– Calambres: tal vez sufras de estos en las piernas en el último trimestre. Con calor, masajes o estirando los músculos de las pantorrillas pueden aliviarse. De todos modos, conviene avisar al doctor, porque quizás se producen por falta de algún mineral o vitamina.
– Várices: para que no aparezcan, debes elevar las piernas varias veces al día y usar medias elásticas.
– Secreción vaginal: es probable que secretes una sustancia blanca, espesa y sin olor, consecuencia del incremento de las hormonas placentarias. Para esto, solo puedes usar protectores diarios o toallas higiénicas, dependiendo del flujo, pero no tampones, puesto que podrían introducir gérmenes en la vagina.
– Manchas en la piel: es probable que te aparezcan en la cara durante el embarazo, pues se incrementa la pigmentación corporal. Para esto, lo más adecuado es cuidarte de la sobreexposición al sol, usar protectores solares diariamente y, después del nacimiento, aplícate alguna crema para desmanchar que esté recomendada por un especialista.
– Dolor lumbar: se debe al crecimiento del útero, los cambios de postura y el reblandecimiento de la pelvis. Para evitarlo se sugiere utilizar zapatos de taco bajo y no levantar cosas pesadas. Si es muy persistente, lo mejor es que consultes a tu gineco-obstetra.
– Hemorroides: es normal que aparezcan durante esta etapa, pues como consecuencia del esfuerzo al estar estítica, se dilata la red venosa situada en la unión entre el recto y el ano; producto de la presión que se ejerce hacia abajo. Si provocan dolor o sangramiento, debes consultar con el doctor.
– Falta de memoria: lo más probable es que no recuerdes algunas cosas recientes por la desconcentración que te genera el no descansar bien o tener muchas preocupaciones. Por lo tanto, la sugerencia es que escribas todo, mejores el descanso y pidas ayuda para solucionar lo que te aflige.
– Dolor de cabeza: si son frecuentes, podría tratarse de hipertensión arterial. Por eso debes consultar a un médico para que te indique qué puedes tomar.
Cuándo preocuparte
– Sangramiento vaginal: sin importar el tiempo de embarazo que tengas, debes consultar con tu doctor inmediatamente. Si este se genera en los 3 primeros meses, es posible que no cuentes con los niveles de hormonas necesarios para inhibir la menstruación o padezcas de alguna inflamación vaginal o pólipos, los que no son peligrosos para la continuidad de la grestación. Si ocurre durante los otros trimestres, podría indicar problemas como placenta previa o un posible desprendimiento de ella. Aunque este último caso es poco frecuente, debes comunicarte con tu ginecólogo para que te indique el procedimiento a seguir.
– Crecimiento acelerado del abdomen con dolor: esto es síntoma de un incremento exagerado del líquido amniótico, conocido como polihidramnios, producto de alguna complicación en el proceso.
– Dolor abdominal: puede ser con o sin sangramiento. Durante el primer trimestre, este puede ser un indicador de aborto. Sin embargo, también puede ser consecuencia del proceso normal de anidación.
– Flujo vaginal con mal olor: si liberas una sustancia amarillenta o verdosa y con un olor desagradable, es posible que tengas una infección vaginal o vaginosis bacteriana.
– Picazón y ardor vaginal: es imprescindible tratarlas, pues estas molestias son señal de infección.
– Disminución de movimientos fetales: si después de las 24 semanas no sientes que tu guagua se mueve por varias horas, se debe acudir a urgencias.
– Contracciones: si son dolorosas y rítmicas durante más de 1 hora, antes de tu fecha de parto, pueden significar parto prematuro.
– Pérdida de líquido amniótico: se trata de un líquido transparente que huele a cloro y aunque sean solo unas gotas, puede deberse a la rotura prematura de la bolsa de agua.
– Contracciones dolorosas durante el sexo: tras el orgasmo puedes sentir contracciones uterinas intensas que podrían acelerar el nacimiento de tu hijo, por lo que rápidamente debes comunicarte con tu médico. Esto es muy probable que ocurra mientras más cerca estás de la fecha de parto.
– Pérdida de conciencia o mareo: si bien es frecuente sentirlos o desmayarse durante el embarazo, es aconsejable que se lo comuniques a tu doctor, porque pueden ser causados por problemas de presión o en el nivel de azúcar.
– Tos: si la tienes por más de 48 horas y además fiebre, podría tratarse de una neumonía u otra enfermedad respiratoria que siempre requieren atención.
– Dolor de garganta: las ‘pintas blancas’ en las amígdalas por más de 48 horas pueden ser síntoma de infección, la que debe ser medicada.
– Diarrea: esta puede provocar deshidratación y complicaciones, por eso debe ser tratada rápidamente.
– Vómitos después de las 12 semanas: podrían ser signo de enfermedades ajenas al embarazo, como gastritis o intoxicación alimenticia.
– Presión arterial por encima de 140/90: es posible que sea una enfermedad propia de la gestación, conocida como preeclampsia, que genera complicaciones severas.
– Herpes: son muy riesgosos durante este periodo, ya que se los podrías transmitir a tu hijo. El herpes genital, por ejemplo, provoca infecciones potencialmente mortales en los niños, sobre todo si los tienes al momento del parto. Los labiales se le pueden traspasar a la guagua por medio de un beso o por contacto.
– Pestes: la varicela (o peste cristal) y la rubeola son muy peligrosas, debido a que la guagua puede quedar con secuelas como sordera, ceguera o retardo del crecimiento e, incluso, podrías perderla. Para prevenirlas, existe una vacuna que hay que ponerse antes de quedar embarazada. En el caso de la varicela, si no la has tenido, hay un medicamento que disminuye el riesgo de que los niños nazcan infectados.