Si acabas de enterarte que serás madre, lo primero que debes saber es que se te vienen meses de visitas regulares al doctor, quien te guiará para llegar al término de la gestación en las mejores condiciones posibles. A continuación conocerás los exámenes prenatales más comunes.
Si estás leyendo este artículo, de seguro es porque estás comenzado a vivir tu embarazo y, aunque no seas madre primeriza, es normal que surjan muchas dudas con respecto a los controles a los que deberás someterte. Para reducir esta incertidumbre, te ofrecemos una guía que te permitirá descubrir cuáles son y cuándo debes realizarte los chequeos de rutina.
¡Salió positivo!
Muchos de los embarazos empiezan con un test positivo. ¿Qué hacer a continuación? Existen 2 caminos. El primero es para aquellas mujeres que ya tienen un médico de cabecera. Lo más recomendable en este caso es llamarlo para que -en base a la fecha de tu última regla o FUR- te indique cuándo hacerte una ecografía, la que por el tamaño del embrión será transvaginal.
El segundo camino es para aquellas mujeres que recién comienzan buscar quién será su doctor tratante. Si eres una de ellas, te sugerimos recurrir a tus amigas, para que te den el dato de alguno que sea de confianza. Luego de la primera visita, en la que deberás contarle tu historial médico, te solicitará tu primera ecografía.
Llegó la hora de conocerlo
La primera ecografía es un momento muy emocionante, ya que es cuando se confirma la implantación del embrión en el útero. Si es un embarazo muy reciente, puede que no escuches los latidos del corazón, sin embargo el ecógrafo podrá determinar el número de fetos y la edad gestacional.
¿Doctor, sabe qué…?
Con ecografía en mano, deberás visitar nuevamente a tu ginecólogo. Desde este instante comienza una etapa de visitas mensuales, que concluyen con el parto. En cada una de éstas, tu doctor te pesará, probablemente escuchen los latidos del corazón de tu hijo, revisará tu presión arterial, examinará tus mamas, medirá la altura uterina para evaluar el crecimiento fetal y te irá solicitando -a medida que transcurre el embarazo- varios exámenes de rutina. Procura realizártelos a tiempo, ya que cada de uno de ellos aporta información relevante para el seguimiento de tu proceso de gestación.
Además, te sugerimos anotar cada una de tus dudas (alimentación, ejercicios, vida sexual, fechas de prenatal, programación del parto, etc.) para que se las hagas durante la consulta. Es un período de muchas dudas y tu doctor de seguro te orientará para que lo vivas lo más tranquila posible.
Exámenes más comunes:
1. Papanicolau: si previo al embarazo no te realizaste este control, de seguro tendrás que hacerlo ahora, puesto que previene el cáncer del cuello uterino. Por lo general, se omite en aquellas mujeres que han presentado sangrado por la especuloscopía.
2. Hemograma o hematocrito: se utiliza con el fin de descartar anemia en la madre. En caso de presentarse este déficit, el doctor probablemente modifique tu dieta por una que tenga un mayor aporte de hierro, además de recetarte pastillas que contengan este mineral. El examen se repite las 28 y 36 semanas de gestación.
3. Glucosa o perfil bioquímico: de seguro has oído de este examen en el que deberás consumir una alta dosis de glucosa con el fin de medir la glicemia y así descartar la diabetes gestacional.
4. Urocultivo: es un control de la orina para descartar que padezcas infección urinaria, ya que ésta durante el embarazo no presenta síntomas. De no ser tratada, puede tener consecuencias como parto prematuro, pielonefritis aguda o niños de bajo peso.
5. Test de Elisa: se aplica para descartar la presencia de VIH.
6. Albuminuria: este examen analiza la cantidad de proteínas presentes en la orina para descartar riesgos de hipertensión o preeclampsia. En caso de tener un resultado positivo, deberá repetirse en cada control.
7. Prueba del estreptococo: durante el tercer trimestre del embarazo, se solicita este examen que consiste en que se toma una muestra vaginal y rectal de la madre para descartar la presencia de la bacteria estreptococo beta-hemolítico del grupo B. Es importante detectarlo porque en caso de presentarlo, la madre deberá tomar antibióticos previo y durante el parto para no contagiar al recién nacido cuando éste pase por el canal de parto.
Suplementos
De seguro tu doctor apoyará tu embarazo, recetándote ciertos medicamentos que puedes ingerir sin riesgos de contraindicaciones:
Ácido fólico: lo puedes comenzar a tomar una vez que te pones “en campaña”, o bien cuando tu gestación se ha confirmado. Éste ayudara a prevenir algunos defectos congénitos como anencefalia y espina bífida.
Fierro: durante el período de gestación los requerimientos de este mineral aumentan, por lo que podrían sugerirte algún suplemento que lo contenga.
Calcio: también se acrecienta la necesidad de este mineral, sobre todo durante la etapa de lactancia. Por lo general, se recetan pastillas que se toman 1 vez al día.