Cuando comienza a acercarse el momento de que se acabe el post natal, empiezan a surgir las grandes dudas sobre con quién podemos dejar a nuestros hijos. Debemos volver a trabajar, pero nos da vuelta en la cabeza que será lo mejor para él o ella.
Lo ideal, es comenzar a organizar el momento de la vuelta al trabajo con harto tiempo de antelación, para poder tomar decisiones tranquilas y no bajo la presión de que el día de volver al trabajo está muy cerca.
Frente al escenario de no poder dejarlo con algún familiar, debemos considerar dos opciones que se presentan frente a nuestro horizonte: la sala cuna o una nana en la casa.
Nana en la casa:
Claramente, la opción de que nuestro pequeño(a) permanezca en la casa, tranquilo y en su ambiente sería lo ideal. Lo importante es hacer un proceso de selección con tiempo y tranquilidad, para poder elegir la persona idónea para que se quede en la casa con los pequeños.
Para llegar a ese punto, podemos seguir los siguientes consejos:
-Lo primero, es tener claro qué tipo de persona queremos que en nuestra casa. Definir bien edad, carácter, si es mamá o no, etc.).
-Tratemos siempre de buscar entre nuestro círculo cercano en una primera instancia. Siempre lo ideal es alguien que llegue por recomendación de una amiga o conocida.
-Debemos darnos el trabajo de verificar los antecedentes.
-Tratemos, dentro de lo posible, que nuestro marido forme parte de este proceso de selección. Si no puede él, que nos acompañe un familiar.
-Hagamos una entrevista donde ella pueda hablar, nos cuente de sus gustos, aspiraciones, trabajos anteriores. Y que también nos haga las preguntas necesarias.
-Recalcar que lo más importante es nuestro hijo(a) y que las cosas de la casa pueden quedar en segundo plano. Ser claras y precisas en nuestras indicaciones.
– Que empiece a trabajar con el tiempo suficiente antes de que tengamos que volver a trabajar. Veamos como actúa y como se desenvuelve en situaciones como llantos, caídas, sueño, hambre. Ahí podemos observar su capacidad de reacción y de iniciativa.
Lo más importante, como en todo lo relacionado con nuestros hijos, es la observación. Son los cambios de actitudes de ellos, nuestra mejor guía para saber si todo está correcto. Las señales (tanto positivas como negativas) que ellos nos entregan son fundamentales para saber cómo va la relación y el cuidado mientras no estamos. Si tenemos dudas, no dejemos pasar un minuto y hagamos un cambio.
Sala Cuna
Esta es una gran opción también y muchos padres la prefieren frente a la anterior. Lo único en contra que podría tener, es que los pequeños están más expuestos a enfermedades y virus al estar en contacto con otros pequeños.
Si esta es nuestra decisión, debemos evaluar el lugar escogido para dejar a nuestro niño(a), no sin antes, pasearnos y mirar varias opciones.
Según la JUNJI (Junta Nacional de Jardines Infantiles) al momento de elegir una sala cuna, debemos considerar los siguientes aspectos:
-Infraestructura: iluminación, calefacción, ventilación, los patios y las condiciones de seguridad (planes de evacuación, sistemas de emergencia, etc.)
-Personal: se debe contar con las personas idóneas en cada cargo y con experiencia. Verificarlo.
-Servicios de Higiene: debemos fijarnos en los espacios de higiene para nuestros hijos y que estén separados según niveles (en el caso de jardín infantil y sala cuna).
-Verificar como es la manipulación de alimentos y de desperdicios.
-Conocer a las personas que trabajan de auxiliares en el recinto: cuál es su labor, donde la realizan y cuál podría ser el contacto con los niños.
Al igual que con la nana, debemos observar el comportamiento de nuestros pequeños en torno al cuidado de terceros. Podemos encontrar signos físicos y sicológicos que nos pueden ir entregando los pequeños y las personas que los cuidan. Debemos ser muy observadoras, pero tampoco volvernos paranoicas con el tema.