Como padres muchas veces hemos visto a nuestros hijos tocarse y no sabemos mucho cómo reaccionar. Hoy les queremos compartir este texto de Pere Font, que encontramos en la página Solo Hijos.
Alrededor de los 3 o 4 años, la mayoría de niños descubrirán zonas de su cuerpo que les producen una sensación de placer y es por esto que comenzaran a tocarse sus genitales buscando precisamente esta sensación placentera. Este comportamiento hace que muchos padres no sepan como actuar preguntándose cosas como si hay que retarlos o hay que distraerlos o si se debe consentir esta conducta.
Afortunadamente hemos dejado atrás la época en que algunos padres cuando sorprendían a sus hijos pequeños tocándose los genitales les gritaban: “¡No te toques!”, “¡Si te la tocas tanto te la cortaré!”, y otras frases por el estilo que, a menudo, no hacían otra cosa que provocar una sensación de angustia en el niño ante la reacción de sus padres por un comportamiento que no imaginaban que pudiera ser malo, porque les proporcionaba placer.
Actualmente la mayoría comprende que ésta no es la conducta a seguir, pero en muchos casos tampoco saben muy bien qué deben hacer en esta situación. Por un lado piensan que es normal que su hijo quiera tocarse y juegue con su cuerpo y descubra el placer, pero por otro, no saben si este tipo de juegos va a ser perjudicial o debe tener un límite.
En general los niños se tocan por placer, por aburrimiento y también por curiosidad. Los niños exploran su cuerpo y aprenden las diferentes sensaciones que éste les produce. No por esto tenemos que pensar que los niños se tocan “por vicio” o de una manera perversa, más bien todo lo contrario: la necesidad de conocer y explorar el propio cuerpo es connatural al mismo proceso de crecimiento, y esta exploración se desarrolla en mayor medida cuando la actividad produce una cierta dosis de placer.
De hecho experimentan placer genital desde su nacimiento. Así, los niños tienen erecciones de la misma manera que a las niñas se les lubrifica la vagina en numerosas ocasiones a lo largo de toda su infancia.
En el caso de los niños se produce además el hecho de que el descubrimiento de la erección no tiene que ver sólo con el placer, sino con la curiosidad de ver como una parte del propio cuerpo cambia de tamaño en determinadas situaciones, lo que facilita todavía más la asimilación a un juego de esta peculiaridad fisiológica.
Por todo esto, el hecho de que los niños y niñas de estas edades se toquen, jueguen e investiguen sobre el sexo o su sexualidad debe ser considerado como absolutamente normal a todos los efectos.
Es importante que como padres sepamos algunas cosas sobre la sexualidad de los niños de estas edades:
- Al igual que otras actividades normales en el mundo del niño, estos juegos pueden ser nocivos sólo cuando son practicados en exceso, es decir, cuando fomentan el aislamiento o provocan irritación en los genitales. El tocarse sólo es patológico cuando vemos que produce angustia en lugar de eliminarla, y si produce angustia, habitualmente es debido en mayor medida a la actitud de los adultos que a cualquier otra causa.
- No es correcto hablar de masturbación a estas edades, ya que la masturbación en el mundo del adolescente o del adulto tiene una serie de connotaciones que no son aplicables a esta edad.
- En todo caso podemos hablar de erotismo, de autoerotismo o de los juegos eróticos de los niños, que es la forma como los niños y niñas descubren y viven su propio placer.
- Los niños de esta edad se encuentran todavía volcados en si mismos, por ello sienten especial curiosidad por su propio cuerpo y por las diferencias entre los genitales de uno y otro sexo.
- También es el momento en que consolidan la convicción sólida de ser niño o niña.
- En esta edad, imitan algunas conductas de los adultos, especialmente en cómo un sexo se relaciona con el otro o en cuáles son las tareas domésticas que desarrollan padre y madre.
- Dicen garabatos o hacen referencia a temas sexuales como un juego.
- Hacen las primeras preguntas sobre algunos temas sexuales como la diferencia entre sexos o de donde vienen.
- Miran por debajo de la ropa a sus compañeros de juegos y a las muñecas.
En resumen, los niños aprenden y viven su sexualidad como algo normal en la medida en que los adultos también la asumamos con normalidad y no como algo sucio o feo, sino como algo que forma parte del proceso de crecimiento de cualquier individuo y que le va a permitir incorporar progresivamente una serie de actitudes, comportamientos e informaciones que le ayudarán a desarrollarse como un ser sexuado, sano, y con capacidad de disfrutar cuando sea adulto de una vida sexual gratificante.