La incorporación de un nuevo integrante a la familia trae alegrías y nuevos desafíos para los padres, pero también puede generar un sinfín de reacciones en los otros hijos. ¿Cómo abordar de la mejor manera este nuevo regalo?
Más de alguna vez hemos escuchado historias de niños que les piden a sus padres “devolver al hermanito” porque no es tan entretenido como ellos creían. La llegada de un nuevo integrante no sólo les hace sentir amor y alegrías, sino que también puede provocar en ellos sentimientos y actitudes normales como son los celos, desprecio por el recién nacido, rabietas e incluso retrocesos en conductas ya superadas como son el uso de chupete o pañales.
La psicóloga de la Universidad de Valparaíso, Gabriela Varas, indica que la llegada de un hermano siempre será un evento importante en la vida de un niño y agregar que “aunque los celos, rivalidad y llamados de atención no podrán ser evitados, tener ciertas consideraciones y seguir algunos consejos pueden ayudar y aminorar las dificultades que se presentan tanto para el primogénito como para sus padres”.
¡Tenemos noticias!
Una vez que los padres saben que “están embarazados”, es primordial que sean ellos, y no terceros, quienes den a conocer la noticia a los hijos mayores. Es normal sentir gran entusiasmo al momento de hacerlo, sin embargo se recomienda dosificar la felicidad y hablar de manera muy natural, para no crear demasiada expectación o ansiedad. Asimismo, se sugiere que esta conversación familiar se dé transcurrido el primer trimestre, para que exista mayor certeza de la viabilidad del feto.
También es importante incluir a los niños mayores en actividades simples que tengan relación con la llegada del hermanito; ayudar a los papás a ordenar y preparar su pieza, pedirles ideas o someter a votación cuál será el nombre escogido, participar en la elección de su ropa o juguetes e invitarlos a preparar en conjunto el bolso que mamá llevará a la clínica al momento del parto, entre otras.
Aunque pueden parecer estrategias simples, estas acciones son importantes y deben ser siempre acompañadas de conversaciones positivas y orientadoras hacia esta nueva etapa que vivirán como familia. Invitar a los hermanos mayores a compartir con otras familias, mostrándoles experiencias alegres es una excelente idea. “Hay que incluir vivencias en el niño que generen motivación y entusiasmo por la llegada”, indica Gabriela Varas. En las librerías existen textos que ayudan a los pequeños a comprender los cambios que se avecinan y a prepararlos de manera lúdica a lo que vendrá.
Seguimos siendo tú y yo
Daniela Aguilera tiene dos hijos, Alfonso (2) y Emilia (8 meses) y, para ella los primeros días fueron los más difíciles, ya que la diferencia de edad entre ambos es de menos un año y medio. “Me di cuenta que nada de lo que hiciera o dijera podría ayudar a evitar la sensación de abandono que le había provocado la llegada de esta guagua nueva”. Acudió a una sicóloga y entendió que debía incluirlo en las actividades de su hermana y crear momentos en que madre e hijo pudieran disfrutarse mutuamente.
“Comencé a alabar sus características de ‘niño grande’, diciéndole que me encantaba que conversara, que corriera y le pedía, por ejemplo, que ayudara con los pañales de la guagua. Además nos inscribimos en un taller infantil dos veces a la semana, un lugar que era el espacio de nosotros dos y donde su hermana no acaparaba la atención”, cuenta Daniela. Estos momentos permitieron que Alfonso tuviera una actitud más positiva frente a la llegada de Emilia.
Si el embarazo está siendo planificado, lo ideal es que no coincida con otras situaciones que quiebren la rutina del niño, como es el ingreso al jardín infantil o colegio, un cambio de casa o de la persona quien lo cuida, etc.
Finalmente, la invitación para los padres es a considerar que los celos o rabietas en este período son normales y por lo general no conllevan consecuencias a futuro, y que se pueden resolver mediante la entrega de amor y comprensión, empatizando con quienes son los afectados, es decir, con los hijos mayores.