Seguramente, si estás en proceso de enseñar a tu hijo a ir al baño, habrás escuchado historias terroríficas al respecto, sin embargo, con un poco de paciencia y cierta metodología, este gran paso puede ser mucho más simple de lo que imaginas.
Por el calor, el tiempo libre y las vacaciones, el verano es una fecha ideal para que nuestros hijos aprendan a dejar los pañales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cada niño tiene su propio ritmo y que no existe una edad “adecuada” para lograr esta meta. Es más, es un proceso que se debe dar de forma natural y cuando el niño se encuentre lo suficientemente maduro y listo, similar a lo que ocurre con el habla o el caminar.
Para que este paso del pañal al baño resulte exitoso, el primer secreto que debes saber es que sin paciencia, será imposible de lograr. Éste es un hábito que hay que crear sin presiones, ya que se puede provocar incluso efecto contrario, es decir, retrocesos en los avances obtenidos.
Mi hijo ya podría estar listo
La mayoría de los niños comienza con este proceso a los 2 años de edad, cuando su maduración neurobiológica les permite controlar esfínteres. Algunas de las señales que pueden indicar que tu hijo ya está listo son las siguientes:
– Es capaz de mantener su pañal seco por más de dos horas.
– Se queja por tener el pañal mojado.
– Puede aguantar sin hacer pipí hasta llegar al sitio correcto para hacerlo.
– Entiende que el hacer pipí en el baño (WC o pelela) significa un beneficio porque le da independencia (el autocontrol de sus esfínteres le dará seguridad) y no moja la ropa.
– Reconoce cuando tiene necesidad de ir al baño.
– Si pide hacer pipí o caca cuando lo necesita, ya sea porque no quiere hacerlo en el pañal o busca imitar a los mayores.
Creando hábitos
Los hábitos y el aprendizaje de éstos se crean al repetir las mismas acciones en un período continuo y determinado y esto es justamente lo que los padres deben hacer al momento de querer erradicar los pañales de la casa.
Paso a paso:
1. Primero, los padres deben haber identificado señales claras de que el menor está iniciando este proceso, ya que la idea es hacerlo en el momento adecuado (ver arriba).
2. Es necesario considerar que este gran paso es un desafío tanto para los papás como para el hijo involucrado por lo que la constancia es una clave importante en todo este camino. El volver a los pañales será un claro retroceso y hay que intentar evitarlo.
3. Hay que explicarle al pequeño que el hecho de ya ser más grande le permite dejar el pañal, ya que lo usan los más pequeños y que él ya puede actuar como sus papás.
4. Advertirle que desde que comience este proceso, sólo utilizará pañal de noche.
5. Enseñarle a avisar cada vez que tenga ganas de hacer pipí. En este caso el ejemplo es un buen método, es decir, si la mamá quiere ir al baño, que le diga a la hija su necesidad y que ella vea que la madre transmite un mensaje y luego recurre al WC.
6. Vigilar y conocer los signos que demuestran las ganas de hacer pipí, como por ejemplo el cruzar las piernas, dar pequeños saltos, tocarse los genitales o quedarse quietos por momentos.
7. Invitarlo a ir al baño y recordarle cada 1 ½ o 2 horas que debe ir a hacer pipí.
8. Felicitarlo cuando haga las cosas correctamente, como avisar sus ganas de ir al baño.
9. No retar ni demostrar frustración si el pequeño demora en aprender y a pesar de los esfuerzos es incapaz de controlar su esfínter o transmitir su necesidad en el momento adecuado.
10. En el momento en que esté sentado ya sea en el WC o pelela, ayudarlo con mensajes positivos y que lo alienten a seguir adelante. En el mercado, existen algunos baños de niños que tienen luces que se prenden una vez que el pequeño hace alguna de sus necesidades en el interior e incluso traen que calcomanías para felicitarlos por cada buen resultado.
11. Comprar calzones o calzoncillos que sean del gusto del niño, para que los use contento y el cambio sea lo menos brusco posible, siempre asociado a un aspecto positivo.