Sobre todo en esta época resulta fundamental tener conocimientos de RCP o resucitación cardio pulmonar. Este es un conjunto de maniobras que se llevan a cabo cuando la respiración o los latidos cardíacos de una persona han cesado. Consiste básicamente en respiración boca a boca, la cual provee oxígeno a los pulmones, y compresiones cardíacas, las que mantienen la sangre circulando. Deben realizarse hasta que los latidos y respiración retornen o hasta que ayuda médica llegue a la escena.
Esta técnica puede hacerla cualquier persona que sepa cómo, sin tener que esperar. De hecho, es vital iniciar la RCP en los 3 primeros minutos después de la parada cardiorrespiratoria, ya que sino, la probabilidad de que el niño sufra secuelas es muy alto.
Los síntomas a los que tenemos que estar alerta ante un niño son: pérdida de conocimiento, paro respiratorio o ausencia de signos de vida.
Pasos a seguir
Estos tienen una secuencia lógica para garantizar la efectividad y éxito de la técnica. Por ello no debes saltarte ningún punto:
1. Verificar el nivel de consciencia del niño. Puedes preguntarle cómo se encuentra o practicarle leves sacudidas o palmadas, siempre y cuando tengas la certeza de que no padece ninguna posible lesión en el cuello o en la cabeza debido a un accidente. Observa si se mueve o emite algún ruido.
2. Si tienes respuesta. Si el menor responde moviéndose o verbalmente, debes dejarlo en la posición en la que lo encontraste (a menos que esté expuesto a algún peligro adicional), comprobar su estado y pedir ayuda si fuera necesario.
3. Si no obtienes respuesta. Si el niño está inconsciente debes pedir ayuda a alguna persona cercana. Si no hay nadie cerca no lo dejes solo.
4. Pon al pequeño boca arriba. Acuéstalo sobre una superficie dura y plana, con la cabeza boca arriba y las extremidades alineadas. Es importante evitar torcerle la cabeza y el cuello, ya que si el niño ha sufrido un accidente podría tener lesiones cervicales.
5. Abre sus vías respiratorias. Para eso debes hacer la maniobra frente-mentón destinada a facilitar la entrada de aire por la boca. Para evitar que la lengua caiga hacia atrás, debes levantar la barbilla con la cabeza fija y con una mano. A la vez, con la otra inclina su cabeza hacia atrás empujando la frente para abajo. En caso de presencia de un cuerpo extraño visiblemente y fácilmente extraíble en la boca, intenta retirarlo con la punta de los dedos, pero nunca hagas un barrido a ciegas de la cavidad bucal.
6. Valora y comprueba la respiración del niño. Pon tu oído cerca de su nariz y boca y observa el tórax para comprobar si respira. Mira, escuchare y siente por no más de 10 segundos antes de decidir si respira con normalidad. Si hay alguna duda actúa como si NO fuera normal.
7. Si respira, ponlo en posición lateral de seguridad (PLS). Llama a urgencias y comprueba en todo momento su respiración hasta que lleguen.
En lactantes, la PLS resulta complicada. Debes procurar ponerlo en una superficie dura aunque sea con un soporte, ya que así mejorará la permeabilidad de la vía respiratoria y disminuirá el riesgo de atragantamiento con vómitos o secreciones.
8. Si no respira y estás acompañada, pídele que llama a urgencias. Mientras, tú iniciarás la respiración artificial (boca-boca). Para ello, te pondrás de rodillas junto a la cabeza del niño y seguiráss los siguientes pasos:
- Abrir las vías aéreas.
- Tapar la nariz del niño.
- Inspirar profundamente.
- Colocar nuestros labios alrededor de la boca del niño (si es menor de 1 año puedes cubrir boca y nariz a la vez de manera que quede completamente sellada).
- Hacer 5 insuflaciones de rescate (soplos) uniformes hasta comprobar que el tórax del niño se eleva. Retirar la boca para tomar aire y observar que el tórax vuelve a bajar. Entre cada insuflación debes mantener la posición de la cabeza y las manos, pero tienes que retirar la boca para facilitar la respiración.
Mientras realizas las insuflaciones, debes comprobar si provocan alguna respuesta en forma de movimientos, respiraciones o tos.
9. Comprueba signos de vida. Para esto tienes que observar signos de tos, movimientos y/o respiración.
- Si ves signos de vida: seguir con la ventilación boca a boca a un ritmo de 20 por minuto hasta la llegada de los servicios de asistencia comprobando en cada momento su estado de respiración y los latidos de su corazón.
- Si NO ves signos de vida: si el niño sigue inconsciente, no respira, no se mueve o tiene mal color, son otros signos de que su corazón no late. Inicia las compresiones torácicas.
10. Realiza las compresiones torácicas. El objetivo es comprimir el tórax contra la espalda de forma rítmica para conseguir que la sangre salga del corazón y circule por el cuerpo. Pon al menor boca arriba en un plano duro y con las extremidades alineadas y sigue estos pasos:
- Coloca el talón de la mano en el esternón, justo por debajo de los pezones. En niños menores de 1 año pon 2 dedos, y en niños mayores de 8 puedes utilizar las 2 manos.
- Pon la otra mano de manera que aguante la frente un poco inclinada hacia atrás.
- Aplica presión hacia abajo en el pecho del niño comprimiéndolo entre 1/3 y 1/2 de su profundidad.
- Haz 30 compresiones dejando que el pecho se eleve completamente. Debes hacer estas compresiones de forma rápida, fuerte y sin pausa.
- A continuación haz 2 insuflaciones más.
- Continua la RCP (30 compresiones cardíacas, seguidas de 2 insuflaciones y repetir).
11. Llama a urgencias y comprueba signos de vida. A los 2 minutos debes comprobar la eficacia de tus maniobras: aparición de signos de vida y/o respiración espontánea.
12. Finalizar la RCP. Debes continuar combinando 30 compresiones torácicas con 2 ventilaciones hasta que llegue la ayuda del profesional o la víctima recupere la respiración efectiva.