Si acabas de tener guagua, es posible que los cambios en tu rutina, cuerpo y entorno puedan causarte cansancio, agobio e incluso melancolía y ganas de llorar. Identificar estos sentimientos y emociones es esencial para reaccionar a tiempo.
La maternidad, por lo general, se relaciona con sentimientos de amor y bienestar. Sin embargo, no siempre es así y es común que muchas mujeres sufran de depresión postparto. La falta constante de sueño puede generar incomodidad física y agotamiento, factores que pueden contribuir a su desencadenamiento.
Para detectarla a tiempo, Bárbara Aguilera, Residente de Maternidad de Clínica Bupa Santiago, nos cuenta un poco sobre esta patología que puede presentarse poco después del parto o hasta un año más tarde.
¿Qué tan común es la depresión postparto?
Según cifras del MINSAL, hasta un 19,2% de las mujeres tienen un episodio depresivo mayor durante los 3 primeros meses después del parto. No obstante, un porcentaje más grande (40,5%) puede manifestar síntomas depresivos en el postparto, sin que ello constituya una depresión propiamente tal.
¿Cómo puede una mujer darse cuenta que sufre esto?
Algunos de los síntomas son cambios de humor bruscos, irritabilidad, falta de entusiasmo, angustia, tristeza, trastornos del sueño, ya sea dificultad para dormir o somnolencia excesiva, o del apetito (aumento o disminución) y que estos le dificulten relacionarse con su guagua, le hacen sentir que no podrá ser una buena madre o le generan sentimientos de inseguridad, vergüenza, culpa…
¿Cuánto tiempo después de dar a luz se hacen visibles los síntomas?
Cuando se habla de depresión postparto, se hace alusión al cuadro depresivo cuyo contenido se centra en el hecho de haber tenido recientemente un hijo, independientemente de cuánto tiempo haya transcurrido desde el parto. La gran mayoría se presenta durante el primer mes después del parto y los síntomas alcanzan su máxima intensidad entre 8 a 12 semanas luego del nacimiento.
¿Se puede evitar la depresión postparto?
No siempre, pero sí se puede diagnosticar y tratar precozmente, de tal manera de evitar las presentaciones más severas y, de esta forma, las secuelas. Para ello el doctor o matrona puede aplicar algunos tests de tamizaje (cuestionarios) para su detección precoz, tanto durante el embarazo como en el puerperio.
¿Qué es lo que siente una mujer con depresión postparto?
Esta provoca llanto, abatimiento, labilidad emocional, sensación de culpa, pérdida o aumento de apetito, problemas de memoria, fatiga e irritabilidad. Algunas mujeres pueden preocuparse excesivamente por la salud de su recién nacido, o verse a sí mismas como malas madres, inadecuadas o poco cariñosas. En los casos más graves pueden llegar a sentir rechazo por su guagua.
¿Cuánto puede durar?
La duración del cuadro dependerá de su severidad, de la precocidad del diagnóstico y de la instauración de un tratamiento adecuado.
¿Cuáles son los tratamientos?
Al igual que en un cuadro depresivo habitual, este puede incluir sicoterapia y/o fármacos. La lista de medicamentos que se pueden usar es más acotada, pero existen opciones que son seguras tanto para la madre como para el bebé.
¿Pueden existir distintos grados de esta patología?
Existe un cuadro similar, pero transitorio y autolimitado, que se caracteriza por los mismos síntomas pero más leves. Aparece habitualmente el tercer día postparto, y dura menos de una semana, (habitualmente entre 2 a 3 días). Este se conoce como disforia postparto. No requiere tratamiento y se estima que se presenta en 60% de las puérperas.
En el extremo opuesto, aunque no hay consenso si se refiere a un cuadro anímico o de una entidad completamente distinta, se encuentra la sicosis postparto (0,1 a 0,2% de las puérperas), que se distingue por síntomas depresivos de mucha intensidad, de rápida progresión y que se acompañan además de delirios y alucinaciones.
La depresión postparto propiamente tal, también puede tener distintos grados de gravedad dependiendo de la severidad de los síntomas, de la concomitancia con otros trastornos mentales y de la suma de ideación o de intento suicida.
¿Qué rol cumple la pareja y familia en esto? ¿Cómo pueden ayudar?
La persona deprimida puede no reconocer los síntomas. Además la enfermedad siquiátrica está estigmatizada en nuestra sociedad y la mujer siente una fuerte presión social por cumplir sus tareas de maternidad con altos estándares. Por ello es importante que si su pareja o familia perciben algunos de los síntomas la ayuden a buscar la evaluación médica que necesita.
Una vez establecido el diagnóstico, se incluye a la pareja y la familia en el tratamiento. Se busca tanto el apoyo emocional como el práctico en las tareas de crianza, pues la mujer a menudo se siente sobrepasada por las tareas prácticas.
POSIBLES CAUSAS
A pesar de que las causas concretas de la aparición de la depresión tras el parto se desconocen, se sabe que durante la gestación y después de dar a luz los niveles hormonales se ven alterados, lo que influye en el estado anímico y puede causar tristeza, apatía, irritabilidad y otras sensaciones que pueden llevar a un estado de depresión. Además, existen una serie de factores ambientales o situaciones que también pueden condicionar el ánimo de la madre, como:
– Transformaciones físicas tras el parto.
– Tener menos tiempo libre.
– No descansar bien.
– Cambios en las relaciones sociales y laborales.
– Inseguridad, ansiedad y estrés por todo lo nuevo.
FACTORES DE RIESGO
– Síntomas de depresión durante o después de un embarazo anterior.
– Antecedentes de depresión o trastorno bipolar en otra etapa de tu vida.
– Embarazo no planeado o precoz.
– Problemas de abuso de alcohol o drogas.
– Algún miembro de tu familia que padeció depresión u otras enfermedades mentales.
– Una situación estresante durante el embarazo o poco después de dar a luz, como la pérdida del empleo, la muerte de un ser querido, violencia doméstica o enfermedad.
– Complicaciones médicas durante el nacimiento, como el parto prematuro o que la guagua nazca con problemas médicos.
– Falta de apoyo emocional de la pareja, familia o amigos.
ALGUNOS TIPS PARA NO LLEGAR A ESO
– Sería ideal contar con estrategias de educación y promoción de salud desde la infancia y adolescencia.
– Entrenar a las mujeres a identificar y manejar sus emociones en forma adaptativa (inteligencia emocional), pues el embarazo y el puerperio son periodos de alta exigencia emocional.
– Que la madre sea capaz de delegar y pedir ayuda de manera de contar con espacios de tiempo para realizar tareas gratificantes y participar en grupos de apoyo, por ejemplo, para la lactancia.