Es la enfermedad respiratoria más común en la población infantil y puede manifestarse ya en los primeros años de vida. La detección temprana de esta patología mejora considerablemente la calidad de vida de quienes la padecen, por eso es necesario estar atentos a sus síntomas. ¡Toma nota!
Se estima que entre un 10 y un 15% de los niños chilenos sufre de asma, cifra que en países desarrollados y en vías de desarrollo va en considerable en aumento. De ahí entonces que sea imprescindible estar alertas a sus señales. El asma es una enfermedad crónica que se caracteriza por presentar ataques recurrentes de disnea (dificultad para respirar) y sibilancias (emisión de sonidos agudos al respirar), los que varían en gravedad y frecuencia de una persona a otra. Durante un ataque de asma, el revestimiento de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones, por eso al paciente asmático le es muy complicado respirar con normalidad. En la práctica, si tu guagua tiene asma, sus vías respiratorias se irritan, y esto afecta su capacidad para respirar. En ese sentido, los síntomas de esta afección respiratoria son variados, entre los que destacan: las crisis o episodios de tos por resfríos o alérgenos presentes en el ambiente; la tos recurrente que se exacerba con el ejercicio o esfuerzo físico, o con la risa o con el llanto; y las constantes neumonías.
¿Cuál es la causa del asma?
El asma no tiene una causa única, ya que es una patología que se produce por una conjugación de elementos. Al respecto, Mónica Saavedra, Broncopulmonar Infantil de Clínica Las Condes, señala, “el desarrollar esta enfermedad depende de varios factores. Están los genéticos, siendo las personas alérgicas las más vulnerables a desarrollarlos, también depende de factores ambientales y aquí la exposición a contaminantes ambientales como el humo de cigarrillo constituye un elemento de riesgo muy importante, y otros factores como las infecciones respiratorias en etapas precoces de la vida”.
Es necesario tener presente que la relación entre el asma y alergia no es estrictamente imprescindible, toda vez que el asma también se da en menores que no son alérgicos. Con todo, cerca de 80% de los pacientes asmáticos sí lo son. Por eso,la exposición a los alérgenos como los ácaros del polvo, el moho, el polen o la caspa de los animales puede desencadenar o empeorar los síntomas en algunos niños que padecen asma. Si tu bebé presenta asma y sospechas que también es alérgico, es recomendable que lo lleves a un especialista en alergias para que le realice estudios y ofrezca un tratamiento que pueda ayudarlo a prevenir los ataques.
¿Cómo detectarla?
Suele ser difícil identificarla en niños menores de 2 años debido a que, además del asma, hay otras afecciones que pueden causar dificultad para respirar como por ejemplo, el virus sincicial. Por lo tanto, el médico es quien deberá examinar a tu guagua para poder efectuar un diagnóstico certero. No obstante, si tu hijo tose con frecuencia y presenta alergias o eczema, y en tu familia existen antecedentes de asma y alergias o eczema, hay una alta probabilidad de que tenga asma.
¿Es realmente riesgosa para la vida de la guagüita?
El pronóstico del asma depende de la gravedad del cuadro. Afortunadamente, el asma leve y moderada es la más común entre los infantes, y tiende a desaparecer en la pubertad. En estos casos, si se sigue un tratamiento adecuado es posible controlar los síntomas, de manera que los niños pueden llevar una vida normal y sin mayores contratiempos. Sin embargo, hay cuadros severos que requieren de mayor atención, ya que de no ser tratados oportuna y correctamente, pueden ser fatales. “Existen niños con asma severa, que tienen una mala calidad de vida debido a su enfermedad, que requieren consultar a servicios de urgencia en forma frecuente, hospitalizaciones y algunos pueden morir a causa del asma”, enfatiza la profesional. Por ello, es esencial saber cómo actuar ante una crisis asmática, ya sea proporcionando el medicamento indicado por el doctor o, en su caso, llevando al menor hasta la atención médica más cercana.
¿Y el tratamiento?
El tratamiento del asma se sustenta en tres pilares fundamentales: la prevención, el alivio y la educación.
Prevención. Existen medicamentos que ayudan a controlar la enfermedad y a prevenir las crisis asmáticas, “al ser una enfermedad en que hay una inflamación permanente de las vías respiratorias, el tratamiento más efectivo es el uso de corticoides inhalados, que son antiinflamatorios muy eficaces y que, al administrarse en dosis adecuadas, no tienen complicaciones. Se usan en forma diaria y permiten prevenir las crisis de asma, tener una vida normal y evitar el deterioro pulmonar del niño, por lo que corresponde a un “tratamiento controlador” de la enfermedad. Los antileucotrienos también son medicamentos utilizados como controladores del asma”, señala la doctora Mónica Saavedra.
Alivio. Hay medicamentos que permiten atenuar las crisis agudas, al respecto la especialista precisa, “por otro lado están los broncodilatadores (ej. Salbutamol) que se usan cuando el menor está obstruido, para abrir los bronquios y sacarlo de la crisis, correspondiendo a una “tratamiento de rescate” y no juega ningún rol en la prevención de síntomas”.
Educación. Finalmente, es esencial que la familia comprenda en qué consiste la patología, domine el funcionamiento de los medicamentos y sepa cómo actuar ante una crisis.
Un ambiente sano
Si bien no hay una fórmula infalible para evitar que tu guagua tenga asma, ya que en su generación confluyen desde factores ambientales hasta genéticos, sí existen algunas conductas que permiten minimizar la gravedad de los síntomas o retrasar su aparición. Para ello debes:
Evita fumar en lugares cerrados. Mantén a tu hijo alejado del humo del tabaco.
Jamás prendas una estufa dentro del dormitorio y trata de no utilizar estufas a combustión (parafina o gas) y de ser así, enciéndelas y apágalas en el exterior.
Si tu guagua tiene alergia a la mascota de la familia, es mejor que dejes al animalito fuera de la casa.
Reduce el moho de tu hogar. Procura instalar extractores de aire o abre las ventanas de la cocina cuando estés cocinando y del baño cuando te estés duchando. Si es necesario, utiliza un deshumificador de ambientes.
Actúa preventivamente para minimizar las crisis asmáticas.
Con la ayuda de un especialista, aprende a usar correctamente los inhaladores.
Ante cualquier duda, consulta con tu pediatra.