La época estival tiene un sinfín de bondades como el excelente clima y el relajo propio de la temporada, pero existe un factor que si bien como adultos podemos manejar, en el caso de los niños puede transformarse en una amenaza silenciosa. Hablamos de las altas temperaturas. ¿Cuáles son los riesgos? Te invitamos a descubrirlos a continuación.
Disfrutar de un día de playa, piscina, campo o un simple asado es uno de los beneficios de estar viviendo la temporada más calurosa del año, pero cuando estos panoramas involucran niños, y especialmente guaguas, hay consideraciones que son necesarias tener presentes para evitar correr riesgos innecesarios.
Una de ellas es la exposición al calor, el que si bien puede ser absolutamente tolerable por los adultos, en los menores de edad pueden causar serias complicaciones para su salud, provocando una alteración de la regulación térmica conocida como: golpe de calor.
¿Qué es el golpe de calor?
Se produce como respuesta a una pérdida excesiva de agua y sal contenidas en el sudor, producto de la incapacidad del cuerpo de regular la temperatura corporal, la que puede llegar a alcanzar los 41°C. Este desequilibrio en el organismo puede provocar alteraciones metabólicas en los pulmones y en el corazón, e incluso, la muerte. Si bien tienen a ocurrir mayormente en días soleados, también puede presentarse en aquellos bochornosos cuyas temperaturas se mantienen elevadas.
En caso de tener sospechas de que un menor está siendo afectado por un golpe de calor, lo primero que se debe hacer es observar. Tienden a comenzar provocando una sudoración excesiva, cuyo objetivo es disminuir la temperatura corporal. Esto a su vez puede producir irritación en los pliegues, como cuello, piernas y brazos.
También existen casos en los que por una edad muy temprana del menor sólo se puede percibir una temperatura elevada de su piel, enrojecimiento de ésta pero sin síntomas de sudoración, y una respiración rápida y superficial.
Si no se detecta el golpe de calor en una primera instancia, es probable que el menor comience a mostrar signos de deshidratación como sed intensa, fiebre alta, agotamiento, pudiendo llegar incluso a una disminución del estado de conciencia.
¡Reacciona rápido!
Como primera medida se sugiere trasladar al menor al lugar más fresco, ventilado y sombrío posible. Luego, se debe proceder de manera rápida a desvestirlo, hidratarlo ya sea mediante leche materna o agua y enfriar su cuerpo utilizando una toalla o cualquier trozo de tela mojada.
Una excelente alternativa es aplicar compresas frías en las ingles y axilas y aplicarle aire con abanicos o algún elemento que funcione como tal. Si el menor no reacciona a estas primeras medidas es fundamental llamar al doctor y recurrir al centro médico más cercano.
¿Cómo prevenirlos?
Todo comienza con proporcionar el líquido necesario desde el inicio del día. Si el menor es lactante, ofrecer libre demanda de manera más regular, pues no sólo lo alimenta sino que la leche materna hidrata y mantiene en equilibrio todas las necesidades del recién nacido.
Adicional a lo anterior, algunas recomendaciones son vestirlos con ropa fresca, idealmente de algodón y colores claros pues absorben menos el calor, evitar las salidas y actividades físicas en las horas centrales del día y mantenerlos en los lugares más frescos en los que nos encontremos.
La alimentación también es relevante al momento de prevenir los golpes de calor. Si tu hijo ya come, opta por productos de fácil digestión, como frutas y verduras frescas. Las grasas y las comidas ricas en proteínas requieren un mayor esfuerzo que es preferible evitar los días de mayor temperatura.
Como última medida, hay que considerar que incluso estando en casa se corre el riesgo, en especial en niños menores de 6 años, de verse afectados por un golpe de calor. Si tu hogar recibe sol directo durante el día, en especial en las zonas en las cuales circulan los niños como sus piezas, salitas y jardines, es necesario prevenir ya sea instalando persianas que bloqueen el ingreso de la luz, o bien ventiladores o aires acondicionados que permitan mantener una temperatura optima para los más pequeños del hogar.
Síntomas del golpe de calor en niños
– Fiebre
– Irritabilidad
– Incomodidad persistente y anormal en el menor.
– Piel irritada por el sudor en el cuello, pecho y axilas.
– Calambres musculares.
– Aceleración del pulso.
– Agotamiento, cansancio y debilidad.
– Mareos, náuseas y vómitos.
– Dolor de cabeza.
– Desmayos o pérdida de consciencia.
– Deshidratación.