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Juguemos a gatear : Beneficios

octubre 15, 2021

Si estás viviendo esta etapa y tu hijo no muestra intenciones de avanzar en 4 patas, no desistas. La importancia de este proceso -más allá de darle libertad de movimiento- es que lo estimula de una manera sorprendente a niveles que de seguro no te imaginas.

“No, mi hijo no gatea”, es la respuesta de cientos de padres cuyas guaguas pasaron directamente de estar sentadas a caminar. Sin embargo, saltarse este proceso priva a los menores de desarrollar motricidad que le será útil para el resto de sus vidas.

Frente a esto, los padres tienen un rol muy importante que es el de estimularlos. ¿Cómo? Muy simple: jugando a gatear.

Estimulación:

1. Acostúmbralo lentamente a estar boca abajo, para que comience a fortalecer los músculos de brazos y piernas. Apoyado en su guatita tenderá a mover más sus extremidades.

2. Una vez que haya adquirido la tonicidad muscular necesaria, empezará a arrodillarse, apoyando sus manos, lo que es el inicio del gateo. Lo puedes ayudar ubicándolo acostado sobre tu pierna para que imite la posición sin cansarse demasiado.

3. Ubica sus juguetes favoritos cerca, pero con la distancia necesaria para que deba desplazarse para conseguirlos.

4. Gatea junto a él. Los niños aprenden imitando, por lo que si te ve hacerlo, querrá copiarte.

5. Lo más importante es la perseverancia de los padres o cuidadores. Al igual que el aprendizaje del caminar, el del gateo requiere de repeticiones diarias y el éxito por lo que general dependerá de la constancia de su enseñanza.

Beneficios:

1.  Ejercita y perfecciona la visión, pues al gatear el niño aprende a medir distancias de 30 a 40 cms., que es la misma que utilizará más adelante cuando tome un libro. Por esto, se dice que además acelera el aprendizaje de la lectura y escritura.

2. Le permite desarrollar la capacidad de autoconocimiento, debido a que estimula los sistemas  vestibular y propioceptivo. El primero, ayuda a mantener el equilibrio y al control espacial del cuerpo, mientras que el segundo coordina ambos lados del cuerpo, conserva el nivel de alerta del sistema nervioso y la influencia en el desarrollo emocional y del comportamiento.

3. Fortalece la musculatura que más adelante permitirá que el niño camine con la columna recta.

4. Las conexiones cerebrales lo ayudan a lograr el “patrón cruzado”, que es la factibilidad de sincronizar pie derecho/brazo izquierdo y sus contrarios. Este ejercicio le permitirá desarrollar diversas funciones cognitivas.

5. El hecho de recorrer diversas superficies apoyando sus manos, le ayuda a desarrollar sensibilidad táctil tanto en sus palmas como en sus dedos, lo que a futuro le facilitará el agarre de objetos pequeños, como un lápiz, acelerando el aprendizaje de la escritura.