Esta inflamación de las glándulas mamarias ocurre, por lo general, en el primer periodo de lactancia y produce síntomas que pueden asustar a la reciente madre. Sin embargo, estos son fáciles de identificar y su tratamiento tiene excelentes resultados. Aprende todo lo que debes saber a continuación.
La mastitis puerperal, también llamada por lactancia, afecta casi al 10% de las mujeres que están amamantando y sus causas son grietas en los pezones o estasis láctea, nombre con el que se conoce la retención de leche en uno de los conductos mamarios por un tiempo prolongado, ya sea por alguna obstrucción o bien por un incompleto vaciamiento de los senos por parte de la guagua.
Las fisuras del pezón, en tanto, que habitualmente aparecen al comienzo del periodo de lactancia, favorecen la invasión de bacterias de la piel en el tejido mamario.
Síntomas
– Dolor en alguno de los pechos.
– Parte del pecho adolorido enrojecido e hinchado.
– Al contacto, el área suele estar endurecida y afiebrada.
– Cansancio y escalofríos.
– Malestar general y fiebre -por lo general- sobre los 38°C.
– Manifestación de los síntomas de forma súbita.
¿Cómo prevenirla?
* Procurar que el recién nacido agarre correctamente el pecho.
* Respetar la libre demanda, evitando la restricción de tomas las primeras semanas.
* Asegurarse de dar todo el contenido de una mama antes de empezar con la otra.
* Intentar amamantar exclusivamente durante los primeros 6 meses.
* Optar por ropa suelta en la zona del pecho y no cargar bolsos pesados.
* Consultar de inmediato en caso de sospecha de una mastitis puerperal.
Tratamientos
La mastitis se trata con antibióticos, los que se deben tomar por 10 días. Los utilizados para aliviar esta dolencia son compatibles con la lactancia, pues la cantidad eliminada en la leche es mínima, siendo muy seguros para la guagua.
Si transcurridas 48 a 72 horas de administrado el antibiótico no hay señales de mejoría, se sugiere avisar al médico tratante quien seguramente solicitará la realización de un examen de la mama para descartar la presencia de un absceso.
Otras recomendaciones
1. Para que el tratamiento sea exitoso, es fundamental que la madre no suspenda la lactancia, pues el vaciamiento frecuente del pecho afectado es esencial para la recuperación.
2. No temer por la salud del recién nacido. Si bien se está en presencia de una infección, la leche materna es rica en anticuerpos y la acidez del estómago del lactante destruirá las bacterias ingeridas.
3. Utilizar compresas o baños calientes para ayudar a que la leche baje.
4. Puede que la guagua se inquiete al succionar el pecho comprometido, debido a que la congestión generalmente hace más lenta la salida de la leche. Si esto pasa, intentar mantener al menor en la posición de amamantamiento, puesto que es fundamental vaciar toda la leche producida.
5. En caso de que el bebé no quiera seguir tomando, continuar con el pecho sano y recurrir a la ayuda de un extractor, ya sea manual o eléctrico, para procurar vaciar la mama congestionada.