Este proceso, al igual que cada momento del embarazo, es una nueva etapa en la vida de una mamá junto a su guagua, sobre todo si es primeriza. Por eso preparamos una lista con toda la información necesaria para vivir esta experiencia enriquecedora y de conexión de la mejor manera.
La leche materna tiene muchos beneficios, contiene diversos nutrientes como proteínas, azúcares y grasas naturales, además de la mayoría de las vitaminas que tu guagua requiere para crecer sanamente. Está disponible en todo momento, tiene la temperatura ideal, sus propiedades inmunológicas son increíbles y al mismo tiempo fortalece el vínculo de la mamá y su hijo. No obstante, para que este proceso se realice como corresponde, es de suma importancia querer hacerlo y no sentirse obligada.
¿Qué hacer?
Comodidad ante todo: es esencial que te sientas y estés cómoda. Para esto puedes adoptar distintas posiciones, como estar recostada de lado, sentada en la cama o en una silla con los brazos y la espalda bien apoyados, sin inclinarte hacia tu guagua. No absorbas el peso de tu hijo, apóyalo en alguna almohada o en la misma cama. ¡Cada vez será más fácil!
Ubicación: para situar a tu guagua correctamente, tienes que acomodar su cabeza en el pliegue del codo, en el lado en que le darás pecho, descansando su cuerpo en el resto del brazo. Lo puedes contener afirmándolo desde la espalda.
Postura boca: debes tener claro que cuando sienta hambre su boca te buscará, así que no lo hagas tú; cuando esto suceda, sus labios deben estar frente al pezón y areola de tu pecho, de tal forma que no deba esforzarse ni girarse para poder tomarlo.
Pecho: para darle firmeza, tienes que tomarlo con la mano opuesta haciendo una C con los dedos, quedando el pulgar en la parte superior y el resto de los dedos por debajo. Cuando tu guagua esté lista para amantarlo le puedes estimular el labio inferior con la punta del pezón para que abra la boca. ¡Ojo! No descuides la areola, puesto que gran parte de esta también debe ser introducida en la boca de tu hijo.
Succión: si vez un movimiento rítmico en la sien y en las orejas, además de las mejillas infladas lo está haciendo bien.
Duración: la leche materna está distribuida de tal forma en tu pecho que al inicio de la mamada esta contiene más lactosa y agua, mientras que al final es rica en grasas. Para que tu hijo obtenga todos los nutrientes necesarios debe vaciar el pecho; sin embargo, con uno por amamantada bastará. La idea es que dure 15 minutos en promedio, ya que a partir de los 7, recién empezará a salir la grasa. Repite este proceso cada 2 o 3 horas, alternando los pechos al inicio de cada succión.
Para finalizar: separa los labios de tu bebé con el dedo meñique, introduciéndolo entre las encías, y saca el pezón para evitar cualquier daño.
Las dificultades más comunes
– Dolor: es el síntoma principal en la mayoría de los problemas de la lactancia. La causa más frecuente es el mal acoplamiento de la boca al pecho para mamar.
– Grietas en el pezón: si es que tienes este problema, debes mejorar ante todo la técnica de lactancia para que tu guagua se acople bien y no las produzca. También puedes usar cremas cicatrizantes, como aquellas que contienen lanolina que no requieren retirarse antes de amamantar, o crema de matico que sí se debe lavar antes de hacerlo.
– Congestión mamaria: se produce por un vaciamiento infrecuente o insuficiente de las mamas, y la prevención consiste en usar una buena técnica de lactancia y dar de mamar con una frecuencia adecuada (cada 3 o 4 horas).
– Mastitis: es la infección y/o inflamación que enrojece, provoca dolor, incrementa el volumen y endurece la mama, principalmente, por la abundancia de leche. Es acompañada por un malestar general, cansancio y fiebre. Se trata con antiinflamatorios y antibióticos que debe recetar el ginecólogo. No debes dejar de dar papa, pues succionar contribuye al vaciamiento del pecho y no es peligrosa para tu hijo, producto de las propiedades antibacterianas que contiene la leche. Es aconsejable que antes de amamantar te realices un masaje para que no sea tan doloroso para ti. En caso de presencia de pus, se sugiere suspender la lactancia, puesto que puedes necesitar de una punción o tratamiento quirúrgico. Si es así, es esencial que la leche sea extraída por otros medios, ya que no es bueno que se acumule, y en combinación con eso, puedes emplear calor local que sirve para dilatar los conductos dentro de la mama para que la leche fluya mejor. Estos son casos excepcionales. Para evitar la mastitis, se sugiere una buena técnica de vaciamiento y un prolijo cuidado de los pezones, entre otros.
Las etapas de la leche:
1°. El calostro: se conoce como la ‘primera leche’ y corresponde a una sustancia amarillenta, muy concentrada y nutritiva, rica en proteínas y con alto contenido en defensas. Las mamás la producen acercándose al final del embarazo. Es ideal para la nutrición inicial de tu hijo, pues su composición satisface sus requerimientos. Lo generarás los 3 o 4 primeros días después del nacimiento, en cantidades suficientes para satisfacer sus necesidades.
2°. La leche de transición: aparece después del quinto día hasta el día 15 tras el parto, con mayor consistencia, grasa, vitaminas y calorías.
3°. La leche madura: surge posteriormente y acompañará a tu guagua durante toda su etapa de lactancia, idealmente hasta que cumpla 6 meses.
Datos interesantes
– No dejes que la leche esté por más de 4 horas en tus pechos, ya que esto inhibe su producción, pudiendo llevarla a su fin.
– Para saber si tu hijo está satisfecho, debe hacer pipí en al menos seis pañales y presentar deposiciones 2 o 3 veces al día.
– Los sacaleches pueden ser muy útiles para las mamás trabajadoras o en caso que tengas que hacer algún trámite; no obstante, debes tener claro que la leche materna dura 4 horas a temperatura ambiente a menos de 25º C, 48 horas en el refrigerador y 3 meses en el freezer. Para no confundirte, la recomendación es marcarlas por separado.