Seguramente si puedieras brindarle algo a tu hijo que lo protegiera contra todos los males no lo dudarías ni un segundo. Si bien es cierto que aún no se ha fabricado aquello tan milagroso, la naturaleza tiene algo que se asemeja bastante: la leche materna.
Se ha ganado el título de “alimento ideal” al poseer la estructura nutricional justa para que el bebé se desarrolle exitosamente en sus diferentes etapas. Elemento estrella de la primera infancia, proporciona múltiples beneficios que se extienden incluso hasta la adultez.
Pamela Lee, matrona del área de Neonatología de Clínica Vespucio, asegura que, “la leche materna tiene una cantidad significativa de elementos que favorecen la protección de la guagua contra infecciones de todo tipo, mejorando así sus defensas. Incluso se ha observado que la lactancia produce efectos beneficiosos en la madre”.
Dentro de estas últimas, podemos mencionar que las hormonas que se liberan al dar pecho contribuyen a la rápida contracción del útero, permitiendo que vuelva a su tamaño normal. También consume las grasas acumuladas, ayudando a bajar de peso post parto, y minimizando las probabilidades de padecer cáncer mamario y uterino.
Disponible en todo momento, tu leche tiene la temperatura ideal, siendo un método práctico y económico para nutrir a tu pequeño.
Si bien no está científicamente comprobado, existe evidencia que indica que las guaguas amamantadas son más activas, poseen mejor desarrollo neurológico y una mayor capacidad de aprendizaje, además de sociabilizar y comunicarse mejor con su entorno.
Lo cierto es que la naturaleza no deja nada al azar. Prueba de ello es que leche materna comienza a producirse antes del nacimiento, porque el sistema de canales mamarios madura plenamente durante el segundo trimestre. Así, en caso de un parto prematuro, la madre estará lista para dar pecho.
La producción de leche se relaciona con la demanda, pues al succionar la guagua estimula la liberación de la hormona oxitocina, que fomenta la secreción de leche, favoreciendo su producción. Es decir, mientras más leche toma el bebé, mayor cantidad genera su madre.
Si bien su composición va cambiando en cuanto a la cantidad de agua, calorías y grasa a medida que el niño crece (ver recuadro n°1), lo recomendado es la lactancia exclusiva durante los primeros 6 meses de vida. De ahí en adelante reforzar con alimentación complementaria.
El jefe de Neonatología de Clínica Vespucio, Dr. Iván Morera, explica que “en cuanto a la edad de término de la lactancia, dependerá de varios factores, como el desarrollo nutricional del infante, además de aspectos sociales y familiares que varían según la realidad de cada grupo familiar”.
Consejos para el éxito
Para el doctor Morera es fundamental que las madres entiendan que “amamantar es un fenómeno natural y todas las mujeres están capacitadas para hacerlo. Es una técnica aprendida, cuyo propósito es generar una instancia para establecer un apego seguro entre ella y su hijo”, recalca.
En este sentido, se genera un círculo virtuoso: la lactancia produce más apego y el apego más lactancia. Cada vez que el bebé toma pecho, la madre segrega prolactina y oxitocina. La prolactina, además de ser la responsable de la producción de leche, hace que la mujer esté más pendiente de su hijo. Por su parte, la oxitocina fomenta el amor que la madre siente hacia su pequeño. Al amamantarlo, esto ocurre numerosas veces a diario.
Aunque conscientes de las bondades de esta práctica, hoy en día existe un gran porcentaje de madres que, por distintos motivos, presentan dificultades a la hora de amamantar. Por ello, Pamela Lee, matrona de Clínica Vespucio, entrega las siguientes recomendaciones:
Ofrecer pecho a la primera señal de hambre del bebé, no dando tanta importancia a los horarios.
Acercar el pezón a los labios de la guagua para “despertar” el reflejo de la succión.
La posición adecuada es “abdomen con abdomen”. Es decir, la cara del pequeño frente al pecho (no ladeada).
El niño debe succionar todo lo que desee de un lado antes de ofrecerle otro. Cada guagua tiene su ritmo y el tiempo puede ser variable.
Cuando termine de tomar, retira el pecho suavemente y elimina sus gases antes de pasar al otro pecho.
Asimismo, como no es posible medir cuánta leche está consumiendo el bebé, la especialista aconseja fijarse en ciertas claves para corroborar que la guagua se esté alimentando de manera óptima, como escuchar un sonido cuando traga. También el que moje al menos seis pañales con orina clara a diario, que sus deposiciones sean amarillas y fluidas y que aumente de peso adecuadamente en sus controles de salud.
ETAPAS DE LA LECHE:
Calostro
Conocido como “la primera leche”, es una sustancia amarillenta, muy concentrada y nutritiva, rica en proteínas y con un alto contenido de defensas. La producirás los 3 o 4 primeros días tras el nacimiento, en cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de tu hijo.
Leche de transición
Aparece del día 5 hasta las 2 semanas post parto. Tiene mayor consistencia, grasa, vitaminas y calorías.
Leche madura
Surge después y acompañará a tu guagua durante toda su etapa de lactancia, idealmente hasta que cumpla 6 meses.
PROBLEMAS MÁS COMUNES Y SOLUCIONES
Si bien este alimento parece ser la panacea para el correcto desarrollo de nuestros hijos, es importante que antes de amamantar se reciban ciertos consejos, para evitar problemas que puedan afectar la salud de la madre. El doctor Iván Morera de Clínica Vespucio, explica cuáles son las alteraciones más frecuentes y sus posibles soluciones:
Dolor o grietas en el pezón: es un signo de agarre incorrecto. Para corregirlo, empuja la barbilla del bebé hacia abajo: abrirá más la boca y colocará bien su labio inferior. Si hay heridas, consulta con tu matrona o médico para que te receten una crema u otras medidas de alivio o curación de las heridas.
Congestión mamaria: los pechos se ponen duros, sensibles, tensos y de gran tamaño. Amamanda a tu guagua y, si continúa, sácate un poco de leche manualmente o con un extractor. Puedes aplicar toallas tibias para facilitar la succión del bebé.
Mastitis: es una infección del tejido mamario que puede producir síntomas similares a la gripe: No contraindica la lactancia, pero requiere de diagnóstico y tratamiento con antibióticos