Solían ser apuntadas con el dedo y hasta el año 1998 sus hijos no nacían con los mismos derechos que aquellos que lo hacían de padres casados, pero poco a poco el escenario ha ido cambiando y cómo no, si actualmente en Chile el 70% de los recién nacidos son concebidos fuera del matrimonio.
En los últimos 25 años el país ha tenido múltiples transformaciones, desde económicas has sociales. Dentro de éstas últimas, una que llama la atención es el gran porcentaje de mujeres que estando o no en pareja deciden ser madres solteras.
De acuerdo a cifras entregadas por el Registro Civil, durante el 2013 más del 70% de los nacimientos correspondieron a niños concebidos fuera del matrimonio. En 1990 esta cifra bordeaba el 34% y si nos vamos más atrás aún, en 1960, sólo representaba el 15,9%.
¿Qué está ocurriendo?
Expertos coinciden que hoy en día el matrimonio y la maternidad ya no van de la mano, pues esta unión legal entre un hombre y una mujer bordea la mitad de las que se realizaba en la década de los ´80.
Según las cifras arrojadas por la última encuesta Casen llevada a cabo por el Ministerio de Desarrollo Social, el año 2011 los hogares biparentales han disminuido 10 puntos en la última década, mientras que las familias monoparentales y unipersonales aumentaron considerablemente, llegando a 1.350.000 y 550.000, respectivamente.
De acuerdo a información entregada por el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), cada vez son más los hogares en los que no hay pareja, ya sea porque está la mujer sola o porque hay adultos mayores. Es decir, los “hogares tipo” ya no son mamá, papá e hijos, son familias más pequeñas, de sólo 3,4 personas. Su tamaño disminuyó en un 15% en los últimos 20 años.
Otra dato relevante es que el número de mujeres que confirman ser convivientes se triplicó, llegando a un 10,6% y se duplicaron las separadas. En la década de los ’80, sólo el 8% de las personas convivía, hoy esa cifra bordea un 28%.
El rol de la mujer
La incorporación de la mujer al mercado laboral, que pasó de 31,5% a 43,3%, es un factor que ha contribuido también a su empoderamiento y a la libertad de decidir si ser madre o no, sin la necesidad de formar un matrimonio para contar con protección económica, pues el hecho de tener un trabajo estable les otorga una dependencia con la que no contaban hace 2 décadas.
En este nuevo panorama, en el que el nacimiento de hijos fuera del matrimonio representa un 70%, uno de los más altos a nivel mundial seguido por Francia con un 56%, y el 3ero. en comparación con países de Latinoamérica superado sólo por Colombia (80%) y Perú (76%), un porcentaje no menor de mujeres asumirán la maternidad sin la compañía del padre, transformándose en mamás solteras.
Si bien el escenario ha cambiado, incluso con la modificación a la Ley de Filiación de 1998, que puso fin a la diferenciación que se realizaba en la partida de nacimiento, la que señalaba a los hijos naturales o reconocidos por el padre y los ilegítimos, estableciendo diferencia también en sus derechos, aún existen muchos prejuicios contra los que se deberá luchar.
Uno de ellos es la educación, pues aún existen colegios en los que como requisito de postulación se solicita la libreta de familia. Ante esta situación, la sugerencia es optar por aquellos establecimientos en los que la ausencia del padre no sea un inconveniente, pues si lo es para la madre en un comienzo, de seguro lo será para ese hijo posteriormente.
La fuerza con la que una madre soltera saca adelante a su hijo es innegable. Suelen ser mujeres de mucho esfuerzo, que buscan estabilidad en sus trabajos y que por lo mismo logran llevar adelante un hogar de manera autónoma. Sin embargo, no por haber optado por un camino diferente al matrimonio se debe asumir el 100% de la carga sola. El padre tiene deberes que cumplir como otorgar una pensión de alimentos, siempre que éste haya reconocido al menor al momento de la inscripción en el Registro Civil.
Pero más allá de estos aspectos que pueden ser los más complejos de enfrentar para una mamá soltera, el hecho de ser madre y padre a la vez tiene los siguientes beneficios:
– Las madres solteras tienden a desarrollar un vínculo más estrecho con sus hijos.
– El entorno familiar, ya sea abuelos, tíos y tías, suele asumir un compromiso mucho mayor, por lo que ese niño se beneficiará de una gran red de apoyo y mucho amor.
– Cuidar sola a un hijo es un gran logro y requiere de mucha entrega, sacrificio y amor, por lo que las mamás solteras suelen salir fortalecidas y tener un gran espíritu de superación, por lo que con frecuencia logran alcanzar las metas propuestas.
– Si el ser madre soltera se debe a un quiebre en la pareja, hay que considerar que para ese hijo, sin importar su edad, siempre será más beneficioso vivir con un padre en paz que con 2 en guerra. Por lo que no hay que dudar que se ha tomado la decisión correcta.