Algunos padres lo hacen por tradición familiar, otros con el propósito de entregar una valiosa herramienta para el futuro. Sea cual sea el motivo, la realidad demuestra que enseñar varios idiomas a niños menores de 3 años es una tendencia que promete arraigarse en nuestra sociedad.
En un mundo completamente globalizado, aprender un idioma distinto al nativo se ha vuelto imperativo, y aunque muchos asocian ese aprendizaje a la etapa escolar o incluso adulta, son cada vez más las familias que optan por seguir un modelo de crianza multilingüe, el que empiezan a implementar desde la primera infancia, cuando los niños aún no esbozan sus primeras palabras.
Pero, a tan temprana edad, ¿puede un menor efectivamente comprender otro idioma? Especialistas están de acuerdo que los infantes sanos -sobre todo en los primeros años de vida- poseen la habilidad para conectar zonas neuronales del cerebro, por lo tanto, no hay impedimentos para entender una lengua extranjera. Incluso, este tipo de crianza aporta enormes beneficios para el desarrollo infantil, puesto que estimula las zonas del lenguaje y eso, a su vez, mejora las capacidades de resolución de problemas, flexibilidad mental y control de la atención. Asimismo, posibilita reforzar valores como la tolerancia y el respeto a diversos ámbitos culturales y destrezas sociales.
¿Cómo hacerlo?
No existe una fórmula única para aplicar la crianza bilingüe o multilingüe, y el método que escojan dependerá de los padres. Por ejemplo, hay quienes durante el embarazo deciden hablarles a sus hijos en un idioma distinto del español, otros que le enseñan palabras con libros y canciones y algunos que tienen la televisión en inglés, por ejemplo. También hay algunas familias en las que cada adulto le habla en una lengua diferente. Lo esencial es generar instancias en las que se ocupe un idioma determinado y en otras, el otro, y que exista una constancia con la que esto se realice.
¿Puede generarles complicaciones?
Muchos padres temen enseñar 2 o más idiomas, básicamente porque creen que de esa forma el desarrollo del menor será más lento, o se les hará más difícil hablar en su lengua materna. Pero aquello es un temor infundado, pues el cerebro está preparado para aprender varios idiomas, sobretodo el de los recién nacidos.
Ahora bien, es posible que en la práctica surjan algunos contratiempos como bloqueos y confusiones. Frente a esto, mientras el menor entienda y esté conectado con el mundo, no hay problema. El asunto puede tornarse un poco más complejo al momento de sociabilizar con otros niños, cuando se expresen en un determinado idioma y el resto no les entienda. Sin embargo, al darse cuenta de esto, ellos mismos hacen el cambio.
Ventajas de este tipo de crianza
– Se estimula la capacidad de comprensión de otras culturas.
– Algunas investigaciones han demostrado que el bilingüismo retrasa la aparición del Alzheimer y del deterioro cognitivo.
– El desarrollo bilingüe aumenta la atención selectiva del niño, la capacidad de abstracción, la concentración en los detalles de importancia y estimula la flexibilidad mental.
– Favorece el aprendizaje de otros idiomas, además del perfecto conocimiento y la destreza en la lectura de todos ellos.
– El conocimiento y dominio de 2 o más lenguas favorece la obtención de buenos resultados en el ámbito académico.
– Mejora la memoria tanto a corto como a largo plazo.
– Se incrementa la capacidad de concentración.
– Aumenta la creatividad infantil.