Exigentes, críticos, mañosos, difíciles… De todo se les dice a estos pequeños antes de conocer verdaderamente lo que les ocurre: padecen de un trastorno.
Al hablar del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) rápidamente se nos viene a la cabeza el personaje de Jack Nicholson en “Mejor imposible”. En esta película el protagonista no puede pisar ninguna línea recta al caminar, repite acciones como comer siempre en el mismo lugar, o da gran importancia a la simetría y al orden de las cosas, así como a los hábitos de higiene. Una vida nada fácil, ya que estas son solo algunas de las cosas que caracterizan a este tipo de males.
De acuerdo a Marcela Arriagada, siquiatra infanto-juvenil de Clínica Universidad de los Andes, “el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) es una enfermedad de origen heterogéneo que se caracteriza por presentar pensamientos obsesivos y comportamientos compulsivos que provocan angustia y alteran la vida diaria. Este cuadro tiene una prevalencia de, aproximadamente, un 1% en la infancia y adolescencia. Las obsesiones son pensamientos o ideas intrusivas, no deseadas y que producen preocupación, culpa o vergüenza. Las compulsiones o rituales, son conductas que la persona siente que debe realizar para calmar los sentimientos molestos o para evitar que algo malo suceda. Aunque se presenta tanto en hombres y mujeres, es más frecuente en varones”.
La especialista sostiene que es importante diferenciar entre los rituales obsesivos compulsivos que conforman una enfermedad versus los que pueden ser parte del desarrollo normal de un niño. “Los que son parte de este último son circunstanciales y son vivenciados de forma placentera, como un juego, no generan molestia ni inquietud y no interfieren en la vida diaria. Por otro lado, sospechamos de enfermedad cuando se viven con ansiedad, cuando si se interrumpen generan gran irritabilidad y agresividad porque tienen como finalidad combatir miedos y temores, y además, provocan interferencias en la vida cotidiana”.
Un ejemplo típico de ritual normal durante la primera infancia son los que se realizan en el proceso de irse a la cama (baño, dientes, cuento, rezar, beso, taparlos, apagar la luz, etc.). Lo normal es que vayan cediendo espontáneamente al ir creciendo los niños. Por otra parte, si la rutina de revisar y ordenar los juguetes se realiza de forma habitual, rigurosa, repetitiva y, al no realizarse genera angustia, podríamos estar frente a un cuadro que debe ser evaluado.
¿En qué síntomas debemos fijarnos?
Los más comunes en los niños son las obsesiones relacionadas con el miedo a contaminarse, acompañado por la compulsión a lavarse las manos y evitar objetos contaminados. Los contaminantes pueden ser específicos (virus, bacterias, etc.) o tan inespecíficos como simplemente algo sucio.
También son frecuentes las preocupaciones acerca de la seguridad de los padres o de ellos mismos, presentando conductas de chequeo personal, telefónico o vía mensajes permanentes. Otras compulsiones frecuentes son las conductas repetitivas de comprobación, contar u ordenar objetos de forma repetida.
¿Qué hacer?
El TOC en niños puede ser tratado de manera eficaz, bajo control médico. El tratamiento incluye terapia cognitivo-conductual junto con medicamentos como los inhibidores de la recaptación de serotonina. Es muy importante también la sicoeducación de los padres o cuidadores para ayudarles en el manejo diario de la enfermedad.
El TOC puede hacer que el día a día resulte muy estresante para los niños, ya que los rituales requieren mucho tiempo y energía. Muchas veces los niños buscan hacer partícipe a la familia de sus rituales y esto genera gran tensión. Los pequeños dejan de disfrutar con sus amigos o divertirse cuando el TOC ocupa su tiempo libre. Cuando toman más conciencia sobre lo irracional de sus conductas, intentan ocultarlas de los demás y lo que termina por aumentar aún más el estrés y los puede poner muy irritables.
Algunas obsesiones
– Temor a que les pase algo a sus padres.
– Miedo a causar daño a otros.
– Ideas agresivas o de contenido sexual.
– Pensamientos prohibidos.
– Dudas repetidas.
– Escrupulosidad o religiosidad excesiva.
– Necesidad de simetría.
– Necesidad de decir o confesar algo.
– Temor a contaminarse.
Compulsiones más frecuentes
– Lavarse las manos.
– Repetir una acción muchas veces hasta hacerla bien.
– Asegurarse de las cosas (cierre de ventanas, llaves puestas, etc.).
– Rezar.
– Ordenar.
– Tocar.
– Contar objetos.
– Acumular, no poder desprenderse de cosas.