La llegada de un niño a tu vida te traerá una serie de cambios hormonales. Es probable que llores por cosas sin importancia, te sientas cansada y las sensaciones vividas durante el último tiempo influyan mucho más en tu estado de ánimo.
Su llegada
Desde su inicio, esta será una experiencia llena de sensaciones y emociones nuevas para todos los padres. Sentirás amor y apego hacia tu guagua, pero también es completamente normal que surjan ciertas dudas y angustias. No te preocupes, porque estos miedos irán desapareciendo a medida que pase el tiempo, pues irás conociendo las actitudes del recién nacido. Aunque hay cariño, la cercanía hacia tu hijo no se desarrolla de inmediato, es un proceso en el cual todos deben adaptarse.
Hasta los 6 meses, tu guagua dependerá totalmente de ti, lo que quizás pueda abrumarte, pues no sabrás qué le ocurre cuando llore durante las noches y estarás atenta a cada una de sus necesidades. En un principio puede que sientas que has perdido tu independencia, y habrá actividades o quehaceres que dejarás de lado para cuidarlo, entonces serán uno solo. Sin embargo, es necesario que encuentres un equilibrio entre sus requerimientos y la forma en cómo te adaptarás a ellos. Tu hijo irá entendiendo que tú no estarás siempre que llore y que habrán instantes en que no vendrás. Así la dependencia será gradual.
Montaña rusa de cambios
Las hormonas que mantenían el embarazo disminuirán bruscamente tras el parto, lo que causará en ti un fuerte cambio emocional, acompañado de un sentimiento de pérdida y vacío. Estarás más inestable de ánimo, incluso, con ganas de llorar sin saber la causa. Esta situación disminuirá con el paso del tiempo y no debería sobrepasar las 8 semanas. Por otro lado, y sin importar lo que hagas, tu cuerpo experimentará una serie de transformaciones y tendrás que aceptarlas al mismo tiempo que deberás aprender a interpretar lo que quiere tu hijo. Estos trastornos en algunas madres hacen que se sientan como en una ‘montaña rusa’.
Debes estar tranquila cuando tu guagua duerma, puesto que es normal que emita ruidos como de esfuerzo, suspiros, gruñidos o jadeos, los cuales generalmente son gases. Recuerda que las madres perfectas no existen, pero es vital desarrollar las habilidades maternas. El apego que logres con tu bebé te ayudará a reconocer sus necesidades para satisfacerlas.
Cuando vuelvas al trabajo, lo extrañarás mucho y experimentarás una sensación de angustia y abandono. Es recomendable que continúes dando pecho, puesto que ayudará a que cuando regreses a casa, puedan estrechar el lazo que origina la lactancia, recuperando las horas que estuvieron distanciados.
La sexualidad
Ahora que son tres, deben buscar momentos para estar solos. Pueden dejar a la guagua con alguien de confianza para salir un ratito y estar juntos. En cuanto a las relaciones sexuales, es necesario preguntarle al doctor cuándo pueden volver a tenerlas; generalmente ocurre pasado el tiempo de cuarentena. La lactancia puede evitar la ovulación durante varios meses luego del parto, por lo que su ausencia llevará a que el nivel de estrógeno sea inferior, causando sequedad vaginal y disminución en el apetito sexual. Otras madres no se ven afectadas por esto, pues se sienten más sensuales al tener sus pechos más grandes y firmes.
Es esencial que separes tu rol de mamá del de mujer y tu pareja deberá apoyarte mediante una buena comunicación. Es básico también que ambos hablen de sus sentimientos, para evitar que se sientan dolidos o frustrados.
Depresión posparto
Se entiende por depresión una incapacidad de disfrutar con las cosas que antes sí hacían gozar y pérdida de motivación e interés, sumado a sentimientos de insuficiencia, minusvalía, culpa y desesperanza, entre otros. Si pasas por una inestabilidad inicial, esta puede desencadenar una depresión postparto, y en este caso se aconseja que acudas a un especialista para que evalúe la situación y prevenga que derive en otra patología mental que afecte el vínculo, pues puedes llegar a no darle a tu hijo todos los cuidados que requiere, o maltratarlo sin querer hacerlo.
El siquiatra es el especialista más adecuado para ayudarte a salir adelante, si ya se obtuvo por medio del sicólogo o ginecólogo una valoración de tu estado sicológico a través de lo que sientes, pues te dará antidepresivos inhibidores de la recaptación de la serotonina, un neurotransmisor que cumple diversas funciones y que influye en el sistema nervioso, en forma específica en los centros del ánimo, en donde se desarrollan las alteraciones sicológicas, por lo que se le llama ‘hormona del humor’. Si las señales fueron detectadas antes que naciera el bebé, el tratamiento puede comenzar previo al parto, durante el tercer trimestre de gestación.
Se debe prestar atención a síntomas como cansancio, mucha irritabilidad, tristeza, tendencia a llorar más de lo habitual, falta de energía, motivación, apetito y sueño, problemas de memoria y concentración, aislamiento, dolor de cabeza, pecho, palpitaciones o hiperventilación.