Te has preguntado ¿a qué edad debiese aprender a hablar tu pequeño?, ¿cómo puedes contribuir y no afectar su desarrollo natural?, si estás exagerando para conseguir lo perseguido, ¿cuándo debiese considerarse que existe un retraso del habla?, Si ¿será más inteligente si aprende a hablar antes? Todo esto y mucho más te lo respondemos concreta y suscintamente en este artículo para que dejes el miedo de lado y comiences a actuar sin miedo.
Los médicos expertos explican que esta es una de las preocupaciones más frecuentes de los padres en los primeros años de vida de sus primeros hijos. Nunca deja de ser una interrogante, no importa la experiencia anterior, ni la forma exitosa o dificultosa que haya operado en crianzas precedentes, la habilidad del habla está asociada a una serie de mitos y destrezas inciales de los bebes que alerta a los papás y los incentiva incluso a forzar o incentivar de sobremanera su inicio temprano.
Pero lo cierto es que el flujo natural y el desarrollo personal de los pequeños corre por cuenta propia y muchas veces depende de elementos constitutivos de su personalidad, que en caso de trasgredir pudiese afectar también el desplante y la conducta del menor cuando crece. Así que pon atención a la respuesta a tus preguntas y sigue los siguientes consejos.
¿Por qué mi hijo no empezó a hablar antes del año?
Los expertos explican que hay dos formas conductuales que adoptan los niños a la hora de enfrentarse a la necesidad de comunicación que surge cuando avanzan en edad. El primero es aquel niño arrojado y expresivo. Por lo general, éste intenta a través de señas y balbuceos aleatorios comunicarse y comenzar a interactuar con el entorno. Son niños que demandan la atención y les gusta participar activamente la mayor parte del tiempo. En este caso es muy común que, gracias a los intentos y sílabas esgrimidas al azar, la guagua llegue antes a dar con la palabra justa. No son prolijos en lo absoluto y se guían por las frases que escuchan con mayor frecuencia, su forma de hablar será desordenada pero muy entusiasta.
El segundo se comunica por necesidad. Generalmente describe personalidades tímidas y exigentes, que se guardan las palabras hasta estar seguros de decirlas bien. Con frecuencia ellos hablan un poco más tarde que el resto, pero desde un comienzo son prolijos con la pronunciación y modulación. Son niños que usan la comunicación referencialmente, usan mayoritariamente sustantivos y se refieren a lo que les rodea.
¿Cuándo se considera que hay un retraso en el habla?
En estricto rigor, cuando después de los dos años, no arma aunque sea algunas frases de dos palabras. Ahora, hay otras señales que puedes captar, para identificar si existe algún problema médico al respecto. La atención es uno de ellos, si tu hijo no se muestra preocupado de entenderte o decirte algo y no mira cuando le hablas, puede que haya algo que está mal. Si le cuesta armar las palabras, se congestiona al organizar frases o sólo imita sin esforzarse por acompañarlo de palabras son otros de los aspectos en que poner atención.
¿Estás exagerando? Qué NO debes hacer
¡Ojo! Los hijos únicos, los que son más tímidos, si son hijos de padres de dos países de habla diferente y los que no van al jardín desde pequeños, tardan más en hablar y no por eso tienen problemas ni están atrasados en el crecimiento.
No debes:
– Forzarlo a hablar.
– Exasperarte en frente de él.
¿Cómo contribuir a que tu hijo comience a hablar?
– Déjalo hablar como pueda y lo que quiera.
– Háblale y dale espacio para que esponda.
– Usa lenguaje casual y frases cortas.
– Cuéntale un cuento e interactúa con él, has pausas y ve si hace gestos.
– No le corrijas.
– Se expresiva y usa muecas. Haz mímica con las manos al tiempo en que hablas o cantas.
– Pregúntale cosas
¿Son los niños que hablan antes del año más inteligentes que el resto?
Un estudio que hizo el Instituto Teleton de Investigación en Salud Infantil de la Universidad del Oeste de Australia arrojó como resultado que, pese a que los niños que no hablaban a los dos años tenían problemas emocionales y conductuales, cuando aprendían a hacerlo se igualaban al resto y presentaban las mismas características, habilidades y destrezas instantáneamente, sin presentar retrasos en otros aspectos de su conducta.