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¿Por qué (todavía) no habla mi hijo?

noviembre 1, 2021

Sin lugar a dudas, una de las cosas que los padres esperan con ansias, es que los hijos articulen sus primeras palabras. Los balbuceos similares a “papá” o “mamá”, son sinónimos de una explosión de felicidad. Pero las preocupaciones comienzan cuando este hito no llega a suceder.

De acuerdo con lo señalado por Catalina Terré, fonoaudióloga de la Universidad del Desarrollo, los trastornos del lenguaje se deben diagnosticar después de los 3 años. Antes de esta edad se habla del retraso o alteración del lenguaje. “En los niños, los principales trastornos del lenguaje son el Trastorno Específico del Lenguaje (T.E.L), el T.E.L expresivo y el Trastorno Fonológico”, indica la experta. Los dos primeros se diferencian ente sí, ya que en el primero el menor tiene dificultades tanto en la comprensión como en la expresión del lenguaje, mientras que, en el segundo, solo presenta complicaciones a nivel expresivo del lenguaje. En tanto que los trastornos fonológicos son procesos de simplificación, estrategias que el infante utiliza para modificar la palabra adulta, por ejemplo, en vez de auto, el menor dice “ato”.

¿Cuál es la causa?

Los profesionales coinciden en que tras este tipo de trastornos existe un fuerte componente hereditario. Otra de las causas es la falta de estímulos en el ambiente que rodea al niño. También se consideran como determinantes en el surgimiento de deficiencia lingüísticas, la existencia de patologías al oído como otitis media recurrente, lo que puede conllevar a una pérdida auditiva unilateral o bilateral (temporal o permanente), que “repercute en la producción de palabras, por la mala percepción de los fonemas y en la lentitud en la adquisición de palabras nuevas”, expresa Javiera Gómez, fonoaudióloga de la Universidad Mayor.

Finalmente, es necesario considerar también las causas orgánicas. En tales casos, la anomalía se encuentra en los órganos fono-articulatorios, es decir, los encargados de la articulación, como frenillo sublingual, labios, dientes, lengua y mandíbula.

¿Cómo saber si mi hijo tiene un trastorno del lenguaje?

Según explica Catalina Terré, las sospechas empiezan cuando los adultos notan que el niño habla poco o se le entiende menos que a sus pares. Por eso, en este punto las educadoras de párvulos o profesoras juegan un papel fundamental en la detección de estas alteraciones.

Por su parte, Javiera Gómez señala que hay que prestar atención si el menor:

Construye oraciones muy simples, con respecto a sus pares.

Presenta problemas con los tiempos verbales.

Simplifica demasiado el lenguaje, por ejemplo, dice “posa” a la “mariposa”.

Tiene dificultad para comprender y ejecutar ordenes o instrucciones.

A los 2 o 3 años solo usa palabras aisladas, pues a esa edad ya debería construir frases de al menos tres elementos.

Tiene un tono de voz fuera de lo común, por ejemplo, muy nasal.

Frecuentemente sufre de otitis media.

Tratamientos

Si los padres sospechan que su hijo sufre de una dificultad en el lenguaje o habla, es de suma importancia consultar, en primer lugar, con un pediatra. El siguiente paso a seguir, según explica la fonoaudióloga Javiera Gómez, es visitar al otorrinolaringólogo, para “descartar la presencia de otitis o líquido en los oídos que están interfiriendo en la correcta producción de las palabras, también es importante evaluar las amígdalas, cornetes, adenoides o rinitis alérgica”.

Luego se sugiere recurrir a un odontopediatra, quien podrá observar si existe frenillo sublingual corto, o la presencia de mordidas abiertas por uso prologada de chupete, mamadera y/o succión digital, u otro desperfecto en los órganos fono-articulatorios.

El último paso a seguir, según Gómez, es asistir donde un profesional fonoaudiólogo que ayude al niño a iniciar un proceso de rehabilitación o terapia para logre desarrollar con normalidad su lenguaje, esta instancia debe ser directamente apoyada por la familia y los padres.

Es necesario recordar…

Los trastornos del lenguaje y el habla no son condiciones estáticas, sino que van evolucionando en el tiempo, es por eso que el tratamiento fonoaudiológico, cuando amerite, es de suma importancia. Por otro lado, Catalina Terré recalca, “es bueno dejar en claro que esto no es una enfermedad, sino que una alteración que con terapia puede ser trabajada obteniendo buenos resultados. Llevarlos a terapia fonoaudiológica, ser constantes y comprometidos es parte de ese proceso”. Pero, lo más relevante, es corregir con cariño, ser un buen modelo a seguir en el habla y celebrar los éxitos de los hijos.