Llegó el momento de llevar a tu recién nacido a tu hogar y así experimentar de verdad lo que significa ser padres. Acá te damos algunos tips que pueden ayudarte en este proceso.
Al salir de la clínica
– De un día para otro habrá un cambio radical en el funcionamiento de tu casa, tendrás que adaptarte a una nueva rutina y horarios, incluso es posible que tengas una alteración de horas de sueño, debido a los llantos nocturnos.
– Un ambiente armónico, con amor y paciencia, son factores relevantes para hacer de este proceso de adaptación todo un éxito.
– Para los viajes en auto es fundamental que cuenten con una silla especial, necesaria para el traslado de la guagua a su hogar. Esta debe ser ubicada en el asiento trasero mirando hacia atrás. No es correcto que lleven en brazos al recién nacido, pues es muy peligroso.
– La casa debe estar bien ventilada y lista para que el niño/a se pueda instalar. Las sabanitas han de estar lavadas con un jabón hipoalergénico para ropa y la pieza debe ser un lugar cómodo y aseado para cuando se mude y duerma, aunque el ideal es que los primeros meses pase la noche en el mismo dormitorio que los padres.
– Es necesario lavarse las manos todas las veces que le des pecho, manipules sus alimentos y después de cada muda, de modo que se pueda evitar la transmisión de ‘bichitos’. Esta práctica se debe repetir con todo aquel que vaya de visita.
– Es bueno que haya alguien que te ayude con las tareas de la casa, para que puedas estar con tu hijo y así fortalecer el vínculo. Tras el parto hay un agotamiento natural, por ello es importante el apoyo familiar, de la pareja y de los otros hijos, si es que los tienes.
Su adaptación
– La casa debe mantener una temperatura entre los 19° y 23° C. no hay que alarmarse si es que se nota que las manos, pies, orejas y nariz de la guagua están levemente frías, ya que es su manera de eliminar el calor.
– No es bueno abrigarlo en exceso. Un pijama de algodón con un pilucho o una camiseta debajo bastan para acostarlo. Su cama debe tener sábanas, una frazada y una colcha, con eso es suficiente.
– El cuerpo se está adaptando a este proceso, por lo que es normal que el recién nacido emita una serie de ruidos, como una especie de crujidera. No hay que asustarse, tampoco si cambia el color de sus deposiciones: al principio eliminará meconio (color petróleo, casi negro), hasta que llegue a un tono más claro. Entre el tercer y quinto día, tomará un color amarillo oro, semilíquida, espumosa y abundante.
– Durante el primer mes será normal que pase entre 16 y 18 horas diarias durmiendo. Desde el segundo mes dormirá -en promedio- entre 14 y 16 horas al día. Si bien su sueño será liviano, es aconsejable que se acostumbre a los ruidos del ambiente. Su pieza debe estar iluminada durante el día y oscura en la noche, pues así aprenderá a diferenciarlos.
– Si tienen una mascota, esta no puede ni debe entrar en contacto con la guagua. Sin embargo, igual es fundamental prepararla antes de la llegada del niño. Llevarla al veterinario para que la desparasiten y así asegurarse de que está sana. Por último, no debe entrar al dormitorio del recién nacido y jamás dejarla sola con él.
Higiene
– Aseo diario: el primer baño deberá realizarse 24 horas después del desprendimiento del cordón umbilical, es decir, cerca de los 10 o 15 días después de haber nacido, por lo que hay que buscar alternativas para limpiarlo antes del primer baño. Lo más rápido y fácil es tomar un algodón humedecido con agua tibia (sin hervir) y pasarlo desde la cara hasta las extremidades inferiores, sin usar productos como talco, jabón o colonias, pues pueden producir alergias. Si la piel está muy reseca, los padres pueden agregar un poco de vaselina al agua.
– Orejitas: no introducirle cotonitos u otro elemento para limpiar sus oídos. El aseo debe ser externo, solo en el pabellón de la oreja y su contorno, con algodón o gasa.
– Ojos: las secreciones se deben limpiar con una gasa empapada en suero fisiológico y no con algodón, ya que este genera pelusitas que podrían introducirse en ellos.
– Uñas: el primer mes no es aconsejable hacerlo porque son muy membranosas e irrigadas, y para evitar que se hagan daño en la cara hay que ponerle mitones de algodón. Hasta entonces, se pueden limar utilizando una lima delgada de cartón y en dirección a la yema del dedo. Pasado el mes, es posible cortarle las uñas con cortaúñas o tijeras, sin intentar darles forma.
– Partes íntimas: cuando mudes a tu guagua debes tener a mano los materiales -algodones mojados en agua tibia con vaselina o aceite vegetal, pañales, alcohol para desinfectar el cordón umbilical, pomada protectora por si se requiere y bolsa para los desechos- y ha de ser rápido el cambio de pañal, para que no se enfríe. No se recomienda el uso de toallas húmedas, pues irritan la piel.
– Cordón umbilical: tiene que ser limpiado antes de cada muda para evitar infecciones, hasta que se desprenda y haya cicatrizado. Se debe utilizar un algodón o gasa empapada en alcohol puro, arrastrando impurezas y restos de sangre. Es muy importante que el alcohol llegue a la base del cordón, no a la piel ni a la zona que ya está seca.
¿Cuándo recurrir a una auxiliar de enfermería?
Lo primero que hay que recordar es que el primer hijo es un proceso de aprendizaje para todas las parejas y todos están capacitados para poder sobrellevarlo. Por esta razón, para algunos especialistas la presencia de una auxiliar de enfermería interfiere en el natural aprendizaje de la mamá respecto a las necesidades de su hijo y en el proceso familiar de adecuación a un nuevo integrante, así como también puede entorpecer la lactancia materna.
La necesidad de recurrir al apoyo de esta especialista es de excepción. Pueden ayudar para que aprendan los cuidados básicos que le debes dar a tu guagua, y así adquirir confianza. Se considera un apoyo en algunas situaciones como:
- Es el primer hijo y la mamá se siente insegura de atenderlo
- Si se tienen más hijos que también necesitan de la atención parental. Es necesario contar, además, con la colaboración familiar.
- La familia materna o paterna se encuentra lejos para auxiliar en cualquier momento.
Asimismo, es esencial que se tome en cuenta que no hay supervisión y control en la capacitación de las asistentes de enfermería, sobre todo cuando estas trabajan de manera independiente, sin pertenecer a alguna institución. Al no exigirles estudios continuos, sus conocimientos sobre lactancia, por ejemplo, pueden no estar actualizados.