La gestación es un estado de alta demanda energética y es un período durante el cual la guagua formará todos sus órganos, incluyendo el sistema nervioso y esqueleto. Es muy común que a las embarazadas se les recomiende la suplementación de algunas vitaminas y minerales antes y durante el transcurso de esta etapa.
El ácido fólico es esencial para la formación del feto. Su suplementación reduce la tasa de malformaciones del tubo neural, estructura que dará lugar al cerebro y la columna. Debido a que es primordial en las primeras semanas de embarazo, lo ideal es comenzar su uso 3 meses antes de planificarlo, debiéndose mantener hasta las 12 semanas de gestación. La dosis aconsejaga es de 1 mg. al día y en caso de mujeres en riesgo, como aquellas con hijos anteriores con malformaciones al sistema nervioso, epilepsia en tratamiento y obesidad, la dosis debe ser 4 mg. al día.
Para lograr llevar el oxígeno y nutrientes necesarios al feto y para evitar una anemia después del parto, el cuerpo de la madre sufre diferentes modificaciones. Una de ellas es la dilución de la sangre y el aumento del número de glóbulos rojos. Por esta razón las embarazadas presentan una caída de su hematocrito o anemia dilucional. Una forma de suplir este déficit es tomar hierro puro o un polivitamínico que incorpore hierro.
La madre aporta calcio para la formación de los huesos de su hijo tanto durante el embarazo como en la etapa de lactancia. La ingesta de este en la dieta es baja en la mayoría de las mujeres, lo que podría traer como consecuencia una decalcificación en los huesos maternos. Una manera de protegerlas ante esta pérdida de masa ósea, es incrementar el consumo de este mineral ya sea en la dieta (leche, yoghurt, queso, quesillo) o con suplementos de calcio y vitamina D.
Los lípidos son necesarios para la formación de las membranas celulares, como fuente de energía y como reserva metabólica. Los ácidos grasos son un tipo de lípido y particularmente el omega 3 es relevante dado que nuestro cuerpo no lo produce, por lo que debe ser aportado en la dieta. La fuente principal está en los aceites de pescado y su ingesta potencia el sano desarrollo del sistema nervioso. El consumo diario recomendado es de 200 mg. al día, lo que se consigue comiendo pescado graso una a dos veces a la semana o a través de su suplementación en tabletas.
Una alimentación equilibrada, con un adecuado consumo de carbohidratos, proteínas, frutas y verduras es esencial para el sano desarrollo de tu hijo.