En una encuesta realizada hace un par de años por el portal de empleos Trabajando.com, casi un 40% de los niños chilenos consultados deseaba regalar a sus padres la facultad de salir más temprano de la oficina. La razón era muy simple: querían que pudiesen pasar más rato con ellos.
Si bien los hombres en Chile reconocen la relevancia de estar junto a sus hijos, en la práctica muchos confiesan que dedican más tiempo a su trabajo que a sus familias.
Un ítem en que los trabajadores nacionales lideran con un 80%, superando a otros países de la región como México (79%), Perú (77%) y Argentina (73%), según el mismo sondeo.
Algo similar ocurre con la Ley Posnatal Parental instaurada en Chile en 2011. También conocida como “Posnatal de 6 meses”, la ley 20.545, además de extender el beneficio por 24 semanas a la mujer, dio a ella la opción de ceder al padre entre 1 y 6 semanas.
Desde ese año a la fecha, el total de permisos usados por hombres no ha superado el 0,32% anual, y entre enero y agosto de 2017, de los 65.467 permisos entregados, 139 de ellos se aplica a los papás.
Ambas estadísticas son preocupantes, ya que revelan una identidad socio cultural donde la crianza recae principalmente en los hombros maternos, siendo que el rol del padre -aunque distinto- también es clave para el desarrollo integral del niño.
En este sentido, el psicólogo de Clínica Vespucio, Daniel Holloway, explica que “el papá tiene un papel fundamental en diversos aspectos que se refieren a la construcción de la identidad en los hijos. Su presencia favorece que el vínculo simbiótico o ‘pegoteado’, que caracteriza la relación entre el pequeño y su mamá, pueda transitar lentamente hacia la diferenciación. Lo anterior ocurre cuando este también asume sus cuidados, como mudarlo, darle de comer y, sobre todo, estar presente, a fin de que la madre no sea la única en todo este proceso”.
El especialista agrega que un progenitor que participa activamente en la crianza, genera mayor autoestima y seguridad en su hijo, además de ser una instancia para construir y establecer vínculos sanos con otros.
Si bien madre y padre no son intercambiables -al ser dos dimensiones distintas de afectos y relaciones- según el psicólogo la figura paterna encarnada por la persona que cumple dicha tarea tiene un rol clave en el desarrollo del niño. Ello ya que, además del apoyo emocional, es la figura de autoridad que ayuda a establecer límites entre realidad y fantasía, y lo que puede y no hacerse.
Se estima que los chicos que desarrollan una relación sana con sus progenitores, con el paso del tiempo muestran mayor autoestima y seguridad. En este contexto, el especialista en salud mental puntualiza: “El papá es el primer modelo masculino para sus hijos (as). Estos internalizan aspectos positivos y negativos de la figura paterna, imitando conductas y estilos de vida”.
PATERNIDAD Y TEORÍA DEL APEGO
El vínculo emocional que desarrolla el menor con sus padres o con quienes cumplen el rol de cuidadores, tiene relación con la teoría del apego, planteada por el psicoanalista inglés, John Bowlby, en la década del 50.
El psicólogo de Clínica Vespucio señala que “esta creencia se sustenta en que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño es determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su principal figura afectiva”.
Por lo tanto, la función paterna será primordial para conseguir un apego seguro, en la medida en que constituya un soporte emocional familiar, al tiempo que una imagen de autoridad, sin caer en el autoritarismo.
Holloway declara: “La actitud de los padres hacia sus hijos va a ser determinante para que crezcan y evolucionen bien. Por lo mismo, deben ser cuidadosos en el trato, teniendo presente que cada proceso se vive de manera diferente. Es fundamental reconocerlos como personas, atendiendo a sus necesidades, y asignándoles responsabilidades y derechos en cada etapa de su vida”.
Pero ¿cómo cultivar este lazo? La respuesta es con cosas simples, del día a día. Mudándolos, bañándolos, haciéndolos dormir o saliendo en coche cuando son bebés. Luego, cuando están más grandes, puede ser yéndolos a dejar en las mañanas al jardín infantil o al colegio, comiendo en familia y aprovechando esa instancia para conversar acerca de su día, leyéndoles un cuento antes de acostarse…
Durante el fin de semana, al haber más tiempo, se puede aprovechar para hacer paseos, ir a la plaza, o practicar algún deporte y/o hobby en conjunto.
El psicólogo Daniel Holloway recalca que este vínculo debe estar basado en el cariño y el respeto. Siguiendo esta premisa, entrega algunas recomendaciones para los padres:
· En primer lugar, los progenitores deben mostrarse alineados cuando se trata de establecer reglas. Es decir, estar de acuerdo en el “rayado de cancha” y no desautorizarse ante los menores.
· Valorar y destacar los esfuerzos de sus hijos, no solo los resultados.
· Respetar sus puntos de vista y expresar orgullo por sus logros, mostrando interés genuino y consideración por su deseos y necesidades.
· Entender las señales de los niños y su forma de comunicarse.
· Cultivar la confianza entre ambos.
· Recordar la importancia de abrazarlos y demostrarles cariño.
· Como padres, cuidar también de su propio bienestar físico y emocional, ya que repercute en el comportamiento y desarrollo de sus pequeños.
· Exigir a los chicos lo esperado según su edad y personalidad, nunca descalificándolos, sino que recalcando lo positivo.
LAS PREGUNTAS QUE TODO PADRE DEBE HACERSE
Ronald Warren es papá de dos hijos y miembro del directorio de National Fatherhood Initiative (Iniciativa Nacional de Paternidad), entidad de origen estadounidense que busca rescatar el papel del progenitor en los hogares, empoderándolos sobre la relevancia de su labor.
En entrevista con la famosa conductora de TV Oprah Winfrey, Warren explicó las interrogantes que todo padre debe contestarse a sí mismo para saber si lo está haciendo bien o no.
¿MI HIJO SABE QUE ME PREOCUPO POR ÉL?
Invertimos tiempo, dinero y energía en las cosas que nos importan. En otras palabras, si alguna vez deseas saber qué prioriza alguien, mira su cuenta bancaria o pregúntale cómo pasa su tiempo.
Existen muchas cosas -como el trabajo o la tecnología-que compiten por nuestra atención. En medio de todo esto, los hijos deben saber que son prioridad por sobre las innumerables demandas de la vida diaria. En este sentido, nuestra inversión más importante es ellos.
¿MI HIJO SABE QUE LO QUIERO?
Ciertamente mostrar cariño incluye abrazarlos y besarlos. Pero también, ayudarlos en sus requerimientos diarios, como bañarlos, darles de comer, jugar y colaborar con su mamá.
A pesar de que tradicionalmente esta área se asocia a las mujeres, el afecto también tiene que ver con la protección, rol con que la mayoría de los papás se siente cómodo.
¿MI HIJO SABE QUE ES IMPORTANTE PARA MÍ?
Un niño necesita saber que su papá se interesa por sus cosas, gustos y pasiones. Un buen padre se encarga de guiar a sus hijos para que sean buenas personas, que se preocupen también por los demás.
Sin embargo, no podemos enseñarles a ser generosos si nosotros no lo somos con el tiempo que pasamos con ellos. Tampoco esperar que sean solidarios si no lo somos en nuestra propia casa.
Demuéstrale a tu hijo que todo lo que hace es relevante para ti, y luego será receptivo cuando le des a conocer lo realmente importante.
¿MI HIJO SABE LO ORGULLOSO QUE ESTOY DE ÉL?
Se refiere a la necesidad innata que tienen los hijos de ser reafirmados por sus progenitores. Esto les permite entrar al mundo confiados, con una “armadura emocional” que requieren no solo para sobrevivir, sino que para prosperar. Un hijo necesita saber que estás contento con él, no por lo que hace o deja de hacer, sino que simplemente por existir.
El cómo darles seguridad va a depender de la personalidad del menor. Uno puede simplemente necesitar una palabra de aliento en el momento adecuado. Otro, una salida especial con su papá.
Pero todos estos actos de afirmación -grandes y pequeños- transmiten a los hijos que nuestro amor es permanente e incondicional.