Skip to content

Vicios en el embarazo

septiembre 15, 2021

A muchas mujeres les gusta fumar y tomar, y si bien es de conocimiento público el daño que esto provoca en el organismo, es una decisión personal. Sin embargo, deja de serlo al momento de quedar embarazada ya que hay un tercero indefenso involucrado. Conoce sus consecuencias a continuación.

La mujer chilena fuma un promedio de 8,9 cigarros diarios y consume 1,83 tragos mensuales de acuerdo a cifras entregadas por el Ministerio de Salud y Senda respectivamente. La edad de inicio de ambos vicios se sitúa entre los 13 y 15 años y según el informe Tabaco World Atlas 2012, este tramo etáreo es el más fumador a nivel mundial.

Un panorama bastante desalentador considerando que el 37% de las mujeres del país fuman y al ser un vicio adquirido de muy temprana edad, su erradicación es cada vez más difícil.

Por lo anterior, es fundamental que los padres conozcan cuáles son los efectos que pueden tener estas conductas sobre la vida del feto, ya que todo lo que ingiera la madre afectará para bien o para mal en el desarrollo del bebé.

Tabaquismo

Una madre que fuma debe estar consciente de que las paredes de la placenta son permeables, por lo que tanto la nicotina como el dióxido de carbono, ambos compuestos presentes en todos los cigarrillos, están llegando directamente al feto, produciéndole espasmos en los vasos sanguíneos y alteraciones cardiacas.

Las consecuencias del tabaquismo pueden estar presentes en todas las etapas del embarazo. Durante el primer trimestre, la afección más común es el aborto espontáneo, mientras que en el segundo el número de amenazas aumenta, incrementando la posibilidad de un parto prematuro, de desprendimiento de placenta, de niños de bajo peso al nacer, de mortalidad perinatal y de muerte súbita neonatal, además de problemas como labio leporino, daños en la espina bífida y paladar hendido, entre otros.

Y como si esto fuera poco, hay otras patologías como asma, diabetes, obesidad o deficiencias en el crecimiento físico e intelectual, que pueden desatarse a largo plazo, afectando al niño, adolecente o adulto que tuvo una madre fumadora.

Ingesta de alcohol

Muchos doctores permiten consumir una copa de vino diaria, pero en estricto rigor, cada gramo de alcohol que ingresa al cuerpo de la madre es traspasado al feto por el cordón umbilical.

Si esta ingesta es permanente en el tiempo, lo más probable es que ese bebé nacerá con el Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), enfermedad irreversible que involucra serios problemas físicos y psicológicos.

Dentro de los físicos, está la dificultad de audición y habla, mala coordinación, escasa separación de la nariz y la boca (filtro corto), ojos muy pequeños (microoftalmia) y dismorfia facial entre otras. En tanto, los problemas psicológicos suelen ser: retraso mental, dificultad para establecer relaciones personales en la adultez y tener comportamiento excesivamente impulsivo.

Frente a este sinfín de enfermedades, el llamado es a que tanto la madre como el padre mantengan una vida sana, reduciendo al mínimo la ingesta alcohólica y eliminando el cigarro de forma definitiva -idealmente a nivel familiar- ya que los efectos mencionados también afectan a fumadoras pasivas.

La Universidad de Washington en St. Louis, Estados Unidos, estima que se producen 20.000 abortos espontáneos al año a causa del uso del tabaco y que en dicho país, el 15% de los partos prematuros son causados por la exposición al humo, es decir, al tabaquismo pasivo.

La gravedad de las patologías asociadas al consumo de cigarro y alcohol debe ser conocida por las madres, para que así tomen conciencia de la nocividad que tienen los vicios en el feto, y una invitación a evitarlos para así asegurar la gestación adecuada de esa vida en formación.