El ojo es un órgano que va madurando con el tiempo, por eso, durante la infancia es necesario vigilar de cerca su desarrollo. Pero ¿cuándo es necesario tener la primera consulta?
A diferencia de otros sentidos, la vista no está completamente madura al momento del nacimiento, sino que se desarrolla gradualmente durante los primeros años de vida, de manera que los niños van adquiriendo competencias visuales con el paso del tiempo.
Recién a los 4 años los menores alcanzan la visión normal de un adulto, por lo tanto, es ahí cuando se debe realizar el primer control preventivo con un oftalmólogo. Antes de ello, son los padres los encargados de supervigilar el comportamiento de la visión de sus hijos y, en caso de detectar alguna anomalía (por mínima que sea), conducirlos oportunamente hasta la consulta de un profesional.
Los problemas más comunes
De acuerdo con especialistas, las afecciones oculares más frecuentes en los menores son la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo; enfermedades que no siempre presentan síntomas.
Miopía: es la mala visión de lejos. Es decir, no se ven correctamente los objetos que se encuentran alejados, pero la mayoría de las veces se ve bien aquellos que están cerca. Un indicador de la miopía es cuando los niños fruncen el ceño para enfocar mejor.
Hipermetropía: mala visión de cerca y lejos. En este caso, es común que, como consecuencia de forzar la vista, los menores manifiesten dolores de cabeza, lagrimeos y pestañeos constantes.
Astigmatismo: visión borrosa de cerca y lejos. Los niños suelen ver los objetos un tanto deformados.
¿Cuándo prestar atención?
Aunque la mayoría de los problemas de visión no tiene síntomas fácilmente perceptibles, sí existen indicios que podrían sugerir la existencia de alguna patología. Por ello, es necesario estar atentos al comportamiento infantil y, de ser necesario, consultar con un especialista. Enciende las señales de alerta si tu hijo:
· Se sienta muy cerca de la televisión o el computador.
· Escribe o dibuja muy pegado al papel.
· Le es difícil leer a distancia.
· Se queja de recurrentes dolores de cabeza y cansancio en los ojos.
· Lagrimea de forma excesiva.
· Tiene dificultad para correr y sus movimientos suelen ser torpes.
Y las pantallas… ¿son tan peligrosas para la vista?
Los niños de hoy en día pertenecen a una generación digitalizada, por lo mismo, desde muy pequeños pasan largas horas frente a celulares, computadores y tablets, ¡y es algo completamente natural! Sin embargo, la exposición constante a este tipo de pantallas puede afectar el desarrollo de la vista.
Para proteger a los más pequeños, puedes adoptar algunas medidas que podrían hacer la diferencia entre una visión sana y una deteriorada.
· Acompañar a los niños mientras utilizan las pantallas y mantener un control del tiempo de exposición.
· No tener ventanas sin cortinas ni luces artificiales muy intensas sobre la cabeza al momento de usarlas.
· No usar pantallas al aire libre por más de 5 minutos.
· La intensidad de la luz de la pantalla debe estar atenuada para que se vea una imagen de mayor contraste y nitidez, pero con poca intensidad de brillo.